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Mientras estaba en una tienda de segunda mano, una neoyorquina hizo un hallazgo increíble, incluso histórico.
Nancy Cavaliere, llegó a Estados Unidos en 1984 con su familia desde Italia, cuando tenía siete años."No teníamos mucho dinero y aprovechábamos al máximo las tiendas de segunda mano", le cuenta al medio británico The Guardian.
"Mucha gente piensa que estas tiendas son sucias, malolientes y están llenas de trastos que la gente no quiere, pero para mí son tesoros escondidos", lo que pudo comprobar al encontrar piezas que fueron hechas por el mismo Pablo Picasso.
Según cuenta Cavaliere, en una de sus excursiones diarias a la tienda de segunda mano, entre los miles de objetos antiguos y polvorientos, vio unos platos que tenían un parecido a rostros humanos.
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"Me di cuenta de que habían añadido vajilla nueva a los estantes. Mi primera reacción fue que serían un gran arreglo de mesa", cuenta la mujer, quien los compró a 1,99 dólares cada uno y no gastó más de seis dólares en el juego completo.
Sin embargo, cuando les dio la vuelta, pudo identificar el nombre de "Picasso" en el reverso.
La mujer le envió un mensaje a una amiga que trabaja en antigüedades y le preguntó sobre la autenticidad de los platos, quien le respondió diciendo que lo más probable es que no, pero que de todas formas debería comprarlos porque "eran geniales".
Sin embargo, esto no detuvo a Nancy. quien comenzó su investigación para descubrir la autenticidad de las piezas.
Picasso realizó varios trabajos en platos, vasijas y otros elementos de cerámica que pueden verse en la exposición del museo de Malaga. Esto sorprendió a Cavaliere, quien al descubrir esto se puso a llorar, según lo que le contó a The Guardian.
Después de eso, la mujer comenzó a llamar a las principales casas de subastas de Nueva York, las que le dijeron que cada plato podría alcanzar un valor de 4.000 dólares y que le podrían ayudar a subastarlos.
"Fue absolutamente una locura. Estaba viendo la subasta desde la oficina gritando, llorando y vomitando", comentó la mujer.
Finalmente los platos que compró por 6 dólares, se vendieron por 34.000 dólares, la mujer no lo podía creer. "Invertí el dinero en la bolsa de valores inmediatamente. No confiaba en mí misma para no emocionarme demasiado e irme de compras. Me siento financieramente segura por primera vez en mi vida", concluyó.
"Sigo yendo a tiendas de segunda mano y actualmente espero encontrar un cuadro del Renacimiento. La gente podría decir que eso es inalcanzable, pero yo he demostrado lo contrario", finalizó.
