"Me tocó la mala pata de ser la hija de él": Catalina Guerra y Gloria Münchmeyer tuvieron emotivo encuentro en TV

Este domingo, en un nuevo capítulo del programa de Canal 13 “Todo por ti, con Cecilia Bolocco”, la invitada fue la actriz Catalina Guerra, quien homenajeó a su madre, la también actriz Gloria Münchmeyer.

Guerra describió a la legendaria actriz de “La madrastra” como “una mamá súper preocupada, súper atenta, muy aperrada”, y recordó que su infancia fue muy austera en términos económicos. “Eran momentos muy difíciles, se sobrevivía con el teatro no más. Nunca tuvimos auto ni tele”, contó.

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A ella misma, Catalina Guerra se definió como “una niña muy precoz”, para quien la vida era muy intensa. “Pero ya me cansé de ser intensa, estoy en otra etapa de mi vida. Yo creo que me cansé de la intensidad. Soy menos narcisista, escucho más a los otros, estoy más receptiva y más profunda”, se confesó.

La ausencia de su padre

Por otra parte, la actriz aseguró tener una imagen paterna muy ausente, ya que su padre, el recordado actor Jorge Guerra, intérprete del personaje infantil “Pin Pon”, se separó de su mamá cuando ella tenía sólo dos años. “No tengo recuerdos de mi papá y mi mamá juntos”, indicó. A su papá sólo lo vio tres veces en su vida, a pesar de lo famoso que era, y de lo importante que era para los niños chilenos de la época.

“Como nunca tuvimos tele, no lo veía, sólo salíamos al balcón y escuchábamos a Pin Pon cantando sus canciones (del televisor del vecino). Pasé un largo proceso de estar muy enrabiada con mi papá. Fue súper difícil entenderlo, de perdonarlo. Es súper loco pensar que un papá que dejó a sus hijos además es ‘Pin Pon’, entonces educó a cinco generaciones de chilenos, pero no a sus hijos”, confidenció Catalina.

Según precisó, sólo para el funeral del intérprete, en 2009, logró reconciliarse con él, cuando vio que llegaron buses de gente a despedirlo. “Ahí yo entendí que él no vino a ser papá nuestro, sino a dejar un legado para este país, una misión que era mucho más importante que ser mi papá. A mí me tocó la mala pata de ser la hija de él”, señaló.

Una carrera ligada a las artes

Debido a la gran fama tanto de su madre por las teleseries como de su padre por “Pin Pon”, Catalina Guerra se negó a iniciar su carrera de actriz en Chile, y a los 17 años se fue a estudiar a Argentina. “Sentía que tenía un peso muy grande y quería tener la libertad de estudiar en un lugar donde nadie me conociera, porque el tiempo donde uno se educa es todo el espacio que tiene para equivocarse”, explicó.

Ya de vuelta en Chile, a inicios de los 90, ingresó a trabajar a Canal 13 a la teleserie “Acércate más” y al programa humorístico “Mediomundo”, en este último precisamente compartiendo elenco con su mamá. De ahí que la actriz sólo llama a su madre por su primer nombre. “Cuando empecé a trabajar con mi mamá no le podía decir ‘mamá’, era muy mamón, así que le digo ‘Gloria’”, detalló, agregando que era toda una experiencia actuar junto a ella.

“La Gloria es un tipo de actriz que es totalmente impredecible. Ella nunca hace lo mismo, entonces en la escena tienes que estar muy atenta porque siempre te va a salir con algo”, manifestó Guerra.

Encuentro madre e hija

Ya llegada Gloria, la actriz de 84 años sorprendió a Cecilia contándole que la conoce desde niña, porque su mamá era vecina de los Bolocco en Viña del Mar e incluso le hizo clases de arreglos florales a la abuela de la conductora.

Posteriormente, repasando la trágica muerte del primer esposo de Catalina Guerra, Gloria señaló que tuvo que ser la contenedora de su hija en ese duro momento. “Yo me sumé al dolor, nunca le dije que no llorara, al revés, fue apretarla y que llore y llore, fuimos a caminar, la hice respirar y sintiendo el mismo dolor de ella. Ella se convirtió en una cosa chiquitita en un rincón de la casa, me miraba para arriba y me decía ‘ayúdame’”, desclasificó la intérprete.

Para finalizar el programa, como rito del mismo, Catalina Guerra le leyó a Münchmeyer la carta que le escribió. En ella, le dijo, entre otras cosas: “Gracias por estar en cada momento de mi vida, siempre ahí, al día, conteniéndome con tu cariño, tu sabiduría y otras veces sólo con tu presencia. Gracias por tu sentido del humor que te hace única y que juntas potenciamos con ataques de risa (...) Te conozco más que a nadie en el mundo, somos capaces de leernos la mente, sabemos lo que estamos pensando casi sin mirarnos. Me sorprende tu arrojo y valentía, saliste de todos los sistemas para encontrar el tuyo. Admiro tu fuerza, tu talento y tu belleza. Por todo esto y mucho más, quiero seguir celebrando la vida al lado tuyo”.