• 25 ABR DE 2024

¿Y ahora quién podrá defendernos?

Local de Votación Estadio Nacional | 7 de MAYO de 2023/ ÑUÑOA El Estadio Nacional vuelve a ser local de votación luego de permanecer cerrado por los trabajos para los Juegos Panamericanos Santiago 2023FOTO: DIEGO MARTIN / AGENCIAUNO.

Sin lugar a dudas resulta preocupante que a un año y dos meses de asumido el gobierno del Presidente Boric, este ya tenga dos mega derrotas, tanto tácticas como estratégicas, a sus espaldas. Al parecer, los muchachos rupturistas, los que sabían como se hacían las cosas, no sabían tanto como creían. Jueguen ustedes con los números, analícenlos como quieran, denlos vuelta, comparen, sumen peras con manzanas y con sandías y el resultado siempre será el mismo: las fuerzas que se supone representan una alternativa progresista para Chile, vienen siendo castigadas progresivamente por su electorado. Tal vez será porque el votante medio siempre prefiere el original a la fotocopia. 

Sin embargo, esa fuerza electoral aún está allí; no se ha ido, razón por la cual me atrevo a afirmar, así de tempranamente, que la derecha aun no tiene asegurado nada. Si gana o pierde la próxima elección presidencial no depende de ella sino -paradojas de la vida- de las propias fuerzas progresistas. 

Resultados de la elección


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En estricto rigor, los resultados de este referéndum del domingo 7 de mayo obedecen a una serie de factores. En primer lugar, es necesario entender que Chile no es el primer país en el que se vive este fenómeno. Cuando la centro izquierda no es capaz de responder de forma concreta a las demandas sociales, el electorado se desplaza hacia la derecha confiando en que ahí encontrará las respuestas; luego de algunos años retornará nuevamente a la izquierda buscando lo mismo que antes buscó en la derecha. El caso de Brasil, Argentina, Colombia, Perú, Francia entre muchos otros, así lo evidencia.

Lo segundo es aún más obvio: la dispersión de las listas de las fuerzas de la centroizquierda sumado al modelo electoral, no resultan electoralmente rentables. Peor aún, las disputas programáticas entre los que ayer se amaban, son percibidas por los electores como peleas de pandillas politizadas muy pero muy alejadas de la demanda social inquietante. 

Lo que piden los chilenos

Las demandas sociales en Chile son sumamente identificables y urgentes; en consecuencia, después del histórico estallido social de 2019, se esperaban cambios más radicales en esos aspectos. Desafortunadamente, las fuerzas anarco-populares que cobraron cuerpo en la primera convención constitucional, no supieron leer el sentimiento ciudadano y se sintieron empoderadas de un espíritu refundacional absolutamente innecesario y contraproducente; por su parte y debido a su desprestigio ciudadano, las fuerzas tradicionales de la centro izquierda no estaban en condiciones de moderar la fuerza de ese verdadero tsunami que resultaron ser los constituyentes electos al amparo de la “lista del pueblo”. 

El chileno promedio, o mejor dicho, esta generación de chilenos y chilenas promedio, quiere soluciones reales a problemas claros y definidos, pero no busca una modificación trascendental del modelo de sociedad. Este chileno y chilena, se ha visto permeado por el individualismo propio del sistema capitalista y se ha ido alejando progresivamente de soluciones estructurales basadas en la solidaridad y la equidad. 

Tercero. Según la RAE, la palabra elección significa "escoger o elegir a alguien o algo para un fin". Ergo, una elección de verdad es aquella en que se opta por algo o alguien, es un proceso en el cual compiten proyectos vs proyectos y en la que el elector tiene la posibilidad de “elegir”. En eso, juega un rol importante la credibilidad de los actores que dicen defender esos proyectos. Tal vez así se entienda mejor porque ninguno de los rostros emblemáticos de la ex concertación resultara triunfador. Los octogenarios lideres de los 80-90, se quedaron con las ganas de “aportar” al proceso con su gelatinosa sapiencia; la gente, a pesar de sus moderados discursos, no los quiso.

Ya vivimos el Rechazo

En rigor entonces, esta elección no tenía mucho de "elección". porque estaba organizada y planificada por los mismos actores cuestionados hace unos meses atrás y, en consecuencia, los proyectos en competencia no pasaban de ser “Coca cola” o “Pepsi cola”. Esta peregrinación a las urnas entonces, no pasó de ser un ejercicio planificado y consensuado por la clase hegemónica para dar un cierto toque de legitimidad a un proceso que el propio "pueblo" transformo en ilegitimo, cuando rechazó la anterior propuesta. 

Por otra parte, tampoco es serio suponer que los resultados sean un “plebiscito” sobre la aprobación del actual gobierno, aunque, objetivamente, el proceso completo careció de adhesión ciudadana, entre otras razones, porque el ejecutivo no tuvo las competencias ni la habilidad para llevar sus ideas a puerto. No es baladí el hecho de que, a pesar de tener voto obligatorio, entre abstención y votos nulos y blancos, se superan los 5 millones de votos, lo que representa un 30% del padrón electoral y si nos remitimos solo los votos nulos, estos alcanzaron el 17% lo que significa, ni más ni menos, que doblaron los votos del pacto todo por Chile. Así las cosas y aunque los medios no hablen de ese tema y muchos actores no quieran reconocerlo, el llamado a votar nulo fue la alternativa propuesta por la izquierda más comprometida y definida. En consecuencia, si esas personas hubieran emitido un voto válido, con toda seguridad la correlación de fuerzas en los resultados habría sido distinta. 

La derecha política

Cuarto. En la etapa previa, la derecha política y económica tenía absolutamente copada la agenda, sigilosa y hábilmente puso la música y al gobierno y oficialismo a bailar con ella. Dos grandes temas que de no ser tratados con serenidad y seriedad solo pueden conducir -como hasta ahora ha sido- a tropezones: delincuencia e inmigración. 

Quinto. Ni el gobierno, ni el oficialismo ni la centro izquierda, terminan de convencerse de que, más allá de que las masivas manifestaciones se hayan detenido gracias a la pandemia, las demandas siguen ahí, latentes, en estado de hibernación quizás, pero siguen allí y mientras las “propuestas” de ese arco político sigan siendo remedos pixelados de las propuestas de la derecha, la gente continuará inclinándose por el original. 

¿Y si gana la derecha?

Seamos claros, no tenemos el mismo sueño de país, no tenemos el mismo proyecto político, ni siquiera tenemos la misma forma de entender el jesuítico concepto de “bien común”, y más allá del muy coyuntural hecho de que la ultraderecha se haya empinado en esta votación, eso no significa necesariamente que vaya a tener la misma fortuna en las próximas elecciones presidenciales. Si gana la derecha, será únicamente porque las fuerzas progresistas en el gobierno insistirán en impulsar proyectos ajenos al sentir de la mayoría progresista que esta vez no le respaldó. De insistir en esa tesis, Gabriel Boric, el rebelde muchacho presidente de la Fech, el desaseado diputado irrespetuoso de las tradiciones de un congreso deslegitimado, tendrá que poner la más “republicana” de las caras y entregar la banda presidencial a cualquiera de sus más abyectos adversarios. 

Finalmente, si ponemos atención a las cifras ya desglosadas, nos encontramos con una sorpresa que ningún analista debería pasar por alto: las más altas mayorías se las llevan el partido republicano y el partido comunista: el ying y el yang.