Sergio Soldati, es el "Big", quien ha tenido que escuchar hasta la eternidad todos los pensamientos de los participantes del espacio que este domingo termina.
Sergio Soldati está cansado. Lleva casi seis meses siendo la voz de Gran Hermano Chile. El que escucha y reta a los participantes del programa, que mañana cerrará sus puertas en Buenos Aires.
El hombre de 53 años, con más de 30 de experiencia como locutor, conversó con LUN sobre sus días cómo el "Big".
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"Me gustó mucho el desafío de hacer un personaje en un tono neutro y mantenerlo en un vivo", aseguró desde el otro lado de la cordillera.
Soldati comentó unos de sus secretos, como que "hay una cabina donde estoy yo y tengo monitores para ver todas las cámaras y escuchar los micrófonos. Tengo que comunicarme con el director y dos micrófonos, uno para dar órdenes a toda la casa y otro exclusivo para el confesionario".
Para cumplir con su rol las jornadas eran largas, por eso aseguró que "mínimo estaba 8 horas en la casa y he llegado a estar 16. En ocasiones entraba de mañana, me iba y volvía".
¿Qué pasaba si cuando él no estaba algún participante llegaba a confesarse?, el che comentó que "si yo no estaba, lo atendía un productor con la voz distorsionada. Si era atractivo, después yo hacía el doblaje".
Además, recalcó que la más compleja fue Jennifer y su principal estilo de vida. "He tenido una relación especial con Pincoya, siempre me ha peleado, todo el reality. He tenido que cerrar el micrófono y respirar o contar hasta 10 algunas veces", puntualizó.
Por eso tiene nostalgia del término de este ciclo exitoso para él. "Soy un solitario. Soy tímido, retraído. Cuando cumplí los 50 dije que a partir de ahora me quiero divertir. Se formó un grupo maravillosos y me da pena que termine, los voy a extrañar", cerró.
