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Nuevos antecedentes han sido expuestos sobre los abusos sexuales que cometió el oncólogo de Clínica Las Condes, Manuel Álvarez, en contra de sus pacientes.
Cabe mencionar que tras ser declarado culpable por el Tribunal Oral en lo Penal de Punta Arenas, el médico recibió una sentencia de 818 días de presidio y la suspensión de cargos públicos.
En ese sentido, Radio Bío-Bío tuvo acceso a la declaración de la primera víctima que denunció formalmente a Álvarez y que lamentablemente murió en septiembre de 2023. No alcanzó a presentarse en vida al juicio.
Crudo relato
En su testimonio, que data de 2017, la mujer indicó que "me pareció rara la manera de examinar y la cercanía (...) me hizo ponerme de medio lado con mi trasero hacia él. Y ahí su parte genital como que se refregaba con mi trasero".
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Ella les hizo saber esto a sus cercanos, quienes le preguntaron si quería cambiar de doctor, pero ella, con el objetivo de avanzar con su tratamiento, no tomó esta opción.
No obstante, estas prácticas de Manuel Álvarez no pararon de acuerdo al testimonio póstumo de la denunciante: "Acercaba mucho su parte genital a mi trasero y se refregaba mucho más", afirmó.
Según el relato de la mujer, la situación fue más allá: "Se refregaba moviendo mis caderas y él, pegado, con sus genitales diciendo que yo tenía muy poca movilidad, que estaba muy rígida. Me tocaba la espalda, como haciendo presión en la columna, como una típica cosa sexual".
Continuando con el testimonio, la víctima aseguró que usaba calzones de faja, para evitar este tipo de situaciones, pero era inútil.
"Él se abría el pantalón, se escuchaba la sensación que se abría algo. Y sentía su pene entre medio de las piernas" dijo en su declaración.
Intento de violación
Pero eso no quedó ahí. También recordó un episodio donde intentó ir incluso pasar del abuso sexual a la violación: "Me corrió el calzón hacia abajo y en el cachete lo sacó afuera. Y empieza a puntear, como tratar de meter la punta o meter su pene en mi vagina, pero con el calzón puesto", sostuvo.
En esa última oportunidad, una enfermera entró inesperadamente a la habitación y notó que algo extraño pasaba. Le preguntó más tarde, siendo la primera persona dispuesta a prestarle ayuda: ingresó una denuncia ante la PDI, la que fue ratificada por la víctima.
