Cristina Fernández es condenada a seis años de cárcel: fue juzgada por cargos de corrupción
La expresidenta argentina también recibió inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Una mujer nicaragüense de 73 años creyó que estaba a punto de casarse con Luis Miguel y llegó a viajar a España con la esperanza de comenzar una vida juntos. Sin embargo, desconocía que en realidad estaba siendo engañada por un estafador.
La historia comenzó cuando a Sandy Somarriba le llegó una solicitud por Facebook que la invitaba a chatear con Luis Miguel. La solicitud requería la compra de una "tarjeta de fan" valuada en 500 dólares, es decir, unos 484 mil pesos chilenos, para así lograr mantener una comunicación privada con el Sol de México.
Con el tiempo, la mujer empezó a recibir fotos y promesas, mientras ella le enviaba documentos y dinero que él le pedía para pagar tasas aduaneras, deudas repentinas y otras excusas.
A lo largo de 10 meses, Somarriba transfirió aproximadamente 10.000 dólares al individuo, lo que equivale a más de nueve millones de pesos chilenos.
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Una estafa que no dejaba de avanzar
El clímax del engaño se produjo cuando el estafador finalmente le pidió que viajara a España para casarse con él. "Yo le dije que sí. Me dijo que tenía todo listo para casarnos. Ahí es cuando el mundo se me vino a los pies", afirmó la mujer que quedó varada en un hostal de Madrid, sin fondos y sin la presencia de su prometido.
Al final, la mujer se vio obligada a solicitar ayuda a un ex jefe para que le comprara un pasaje de avión que le permitiera regresar a su residencia en Estados Unidos.
"Yo no tengo más dinero. Todo se lo di. Pero lo que más me duele es mi corazón destrozado, hecho trizas. La gente no puede comprender cómo caí en esto. Yo lo veía venir, pero no quería escuchar. Me escribía cosas que me llegaban al corazón", reveló la mujer, que se encontraba desilusionada.
Aunque presentó una denuncia contra el individuo ante la policía española, Somarriba afirmó que todavía mantiene comunicación con él. "Anoche me llamó y hablamos 33 minutos. Yo le sigo la corriente y le digo que ya no soy una mujer confiada, que ver para creer".
