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Antonella Ríos contó que había visto a la actriz y al cantante en un evento.
En una semana, el documental "La Memoria Infitnita" que relata la vida de Augusto Góngora y Paulina Urrutia, se convirtió en el éxito de las cartelas nacionales, superando los 80 mil espectadores en tan solo 7 días.
La historia muestra como el periodista se fue apagando poco poco durante el desarrollo del alzheimer que padecía, esto junto a su esposa la actriz Paulina Urrutia, quien siempre estuvo a su lado, entregándole los mejores cuidados y su incondicional amor. Durante el documental hay varias escenas que son claves y quedan en la retina del espectador, una de ellas es cuando Augusto grita llamando a sus hijos Cristóbal y Javiera, quienes son fruto del matrimonio con Patricia Neut.
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En una conversación con Culto de La Tercera, Javiera contó que "esta enfermedad tiene muchas etapas. Y hubo una etapa, muy larga y bonita, en que a mi papá le gustaba que yo le contara historias. Y esas historias tenían que ver con todo lo que habíamos vivido nosotros. Historias de cuando éramos niños, de nuestros cumpleaños, de nuestras vacaciones, de nuestros paseos. De cuando íbamos a la playa y escuchábamos esas bandas sonoras medias repetidas, aunque exclusivas para cada verano. Por ejemplo, el disco Corazones de Los Prisioneros. O los Beatles".
Además comentó que pasaba mucho tiempo con él y que le gustaba conversar por horas "me gustaba mucho sentarme con él y hablar, hablar, hablar, porque su cara relucía. Lo que más le gustaba era conversar. Enterarse de cosas que para él eran, entre comillas, nuevas. Relatárselas le provocaba una gran felicidad", dijo Javiera.
Memoria Infinita
Javiera, aprovechó de contar como fue el proceso de creación de la cinta, donde se juntó con la directora Maire Alberdi. "nos juntamos con la Maite, sin conocerla. Yo la conocía en su dimensión profesional, había visto sus otras películas, sabía su historia. Y nos juntamos con ella para entender qué quería mostrar, cuál era la historia que quería contar, y presentarle también nuestros temores o aprensiones de hacer público algo tan íntimo", expresó.
Agregando que "mi principal aprensión era que hubiera un resguardo por la intimidad más privada, por momentos más cotidianos. No por los problemas de la enfermedad en sí, sino que en el fondo queríamos conocer cuáles eran los límites a los que ella había pensado enfrentarse", señaló.
Pero Cristóbal también habló de su experiencia y relación con su padre "siempre, en todas las decisiones de su vida, nos integró a mí y a la Ja. Cosas que fueran desde remodelar una pieza hasta hacer este documental. Y sobre todo tuvo la delicadeza de integrarnos en este proyecto, en algo que nos podía repercutir en algún sentido al abrir nuestra intimidad familiar. Habíamos conversado con la Javiera, la Paulina y mi viejo que estaba esta idea, y llegó un minuto en que él decidió que quería hacerlo. Nosotros le dijimos ‘bacán’, que lo íbamos a apoyar, que lo respetábamos".
La decisión de Augusto
La historia de amor de Augusto y Paulina ha cautivado a miles de personas, dejando un ejemplo de perseverancia, amor puro, compañía, lealtad y sencillez, lo que se retrata en el documental, pero ¿por qué Augusto Góngora quiso dejar este legado?. Su hija Javiera lo explicó, dejando a la luz el lindo objetivo que tuvo su padre.
"Quería hacerlo porque él siempre contó historias de otras personas y esas personas nunca le cerraron la puerta, confiaron mucho en él", afirma.
Añadiendo que "tenía la misma capacidad de llegada que puede tener la Maite, que es una mirada especial, con talento, pero además con cariño, con una preocupación y una dedicación personal. Además, las realidades que mostraba él no eran fáciles. Y había distintas maneras de mostrarlas, pero él siempre buscó formas cariñosas, reflexivas, responsables. Y muy consciente del valor social y colectivo que tenía mostrar esas historias para el país", concluyó.
