Vivimos en una cultura de la inmediatez, que nos motiva a responder todo en cualquier momento. Desde este lugar, se hace tan relevante que el proyecto de ley que resguarde horas de trabajo, y proteja horas libres de éste, sea tan relevante que avance en nuestra legislación. Sin ello resulta imposible dar cumplimiento a la tan necesaria y documentada necesidad de conciliación familia/trabajo y que, de darse lo contrario, no es extraño que se incrementen las enfermedades laborales (ACHS y PUC, 20022) y la violencia en los espacios organizacionales (Mutual de Seguridad, 2023).
Lamentablemente ser eficiente en nuestra cultura, sigue siendo un individuo que “vive para trabajar”, no “trabaja para vivir”, en el cual muchas veces la productividad se cuenta más por las horas de trabajo sentado en un escritorio o realizando una determinada labor, que por el cumplimento de objetivos acordados con las jefaturas.
Si a esto se agrega la inestabilidad laboral y el temor de perder el trabajo constante, no es de extrañar que se termine descuidado la salud mental a costa de responder a todos los requerimientos laborales.
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No olvidemos que la pérdida de empleos en la Pandemia y Post Pandemia fue brutal, siendo las mujeres las más afectadas (Fundación Sol, 2021). Si a esto agregamos los niveles de sobreendeudamiento imperantes, que también afectaron con mayor frecuencia a mujeres que a hombres, no contestar un llamado de una jefatura de manera inmediata (en horario no laboral convenido) se torna casi imposible e impensable.
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La iniciativa busca modificar el actual Código del Trabajo en relación a esta modalidad de funcionamiento.
También la escena se torna más compleja si se piensa que es escaso el tiempo adicional de vacaciones, que sí tienen algunos países y organizaciones de nuestro Chile, el cual no sólo posibilita “reponer energías”, sino que compartir en familia.
Esto incrementa mi preocupación, ya que todos los estudios dan cuenta del rol que tenemos como referentes para nuestro/as niño/as y/o jóvenes a cargo si generamos espacios sin pantallas, nosotros/as debemos ser un ejemplo de lo anterior, en términos de que, si no, la contradicción se hará evidente y más tarde que temprano, “nos la sacarán en cara”.
Si se siente identificado con alguna de estas situaciones, van algunas pequeñas recomendaciones:
- Converse con sus jefaturas y si existe con la unidad encargada de Recursos Humanos de la importancia de la conciliación familia/trabajo. Ideal si acompaña esta conversación con más colegas y ojalá con apoyo de jefaturas. Puede acompañarse de trabajos en la línea de Fernando Véliz (2023) o Rodrigo Rojas (2023), que nos hablan del incremento de la productividad y el sentido de pertenencia, y muchas cosas más, si se cuida al equipo.
- No se sienta culpable si no contesta de manera inmediata, sobre todo si está en una actividad familiar importante o una emergencia familiar. Si es muy urgente le mandarán un mensaje o lo volverán a llamar.
- Si está en una situación de sobreendeudamiento o con temor a perder su trabajo, converse con su familia acerca de esto (por supuesto de acuerdo a la edad de los niño/as y jóvenes, dosificando información) y explicando que a veces tendrá que “saltarse la regla” de no atender llamadas en horas de cena o instancias familiares por este motivo. Lo mismo si su organización laboral está en un momento de crisis, que, como dice su definición, debiese ser algo pasajero.
- Si realiza labores domésticas, sensibilice a su pareja de lo intensa y sin descanso de esta labor. A esta ocupación nunca se la ha dado la relevancia que tiene y todo el sacrificio que muchas veces implica, por lo que resulta crucial, compartir algunas de estas labores entre los distintos miembros de la familia.
¡Ojalá podamos avanzar en una sociedad que sí cuide a sus adultos en el mundo laboral, para que éstos puedan hacer mejor frente a estos nuevos desafíos de la parentalidad!