• 08 DIC DE 2024

¿Si exigimos tanto que los colegios restrinjan los celulares, porque vemos niños y niñas en Chile en vacaciones familiares, comiendo con una tablet sobre la mesa, con sus padres al lado conversando?

Pantallas |

Sin lugar a dudas, está naturalizado que hoy entremos a cualquier lugar para comer y veamos a un niño o niña, con una pantalla en su mano, o peor aún, con un padre, madre o cuidador principal que le pone arriba de la mesa "su tablet con sus audífonos para poder conversar entre ello/as".

Lo anterior está tan naturalizado, que nadie se da el tiempo de preguntar si esta práctica es saludable psicológicamente, siendo por supuesto la respuesta de que no, por múltiples razones. 

La primera es clara de que es parte de una premisa adultocentrista, en la que los niños y niños "molestan" en una situación de comida con adultos. Es verdad que hay temas que no podemos los adultos conversar algunos aspectos de la vida delante de ellos y que es relevante tener límites claros en la crianza. Pero ¿por qué no conversamos "cosas de adultos" cuando ellos no están presentes, o están durmiendo o están jugando con otros niños y niñas (si crio en familia monoparental esto es central para tener estos espacios)? Aprovechemos entonces si comemos con ello/as de crear instancias para conversar de sus vidas, sus amigos, qué sacan de bueno del año pasado, etc. O si nos cuesta, llevemos juegos de mesa o dibujemos con ello/as... juguemos algo que les guste jugar, etc. (Tartakowsky, et al, 2023).

Segundo, está más que estudiado que no es saludable que los adultos ni los niño/as comamos con una pantalla, ya que "perdemos conciencia" de los alimentos y la cantidad de lo que estamos ingiriendo. Es lo que nos pasa cuando vamos al cine, que devoramos el paquete de palomitas, antes de que empiece la película. Entonces, si hacemos esto, no le damos la posibilidad a nuestro hijo/a de disfrutar la comida, identificar sabores, sus alimentos preferidos (que van cambiando), etc. Cabe señalar que si lo hacemos los adultos también en esa escena, nos imitarán y las consecuencias serán peores, más factores de riesgo. Además de esto, contribuimos al sobrepeso de lo/as niño/as chilenos (Zapata, et al, 2021) y de problemas de socialización (Oró, 2021, Ramis, 2021).

En tercer lugar, no olvide que sobre todo si su hijo/a es pequeño, esto se transformará en un hábito, cada vez más complejo de eliminar y le costará mucho después comer sin pantallas y así sucesivamente. Si no hay una regla en esta materia, luego, en la adolescencia, le será más difícil ponerlas en otros aspectos (hora de llegada de fiestas, con quién salir, con quién puede hablar en redes sociales, entre otras materias propias de la parentalidad). De esta forma, el poner límites es parte del ejercicio de la parentalidad y, por tanto, el hacerlo en estas conductas, es fundamental, partiendo por el propio ejemplo adulto.


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Finalmente, esta misma opera si se come en vuestro hogar. No todas las familias pueden salir a comer fuera de casa, ya que Chile es muy desigual, pero es muy relevante que esto sea parte de los acuerdos familiares.

No olvide que en estas materias siempre es bueno ponerse de acuerdo con todos los adultos con los cuales compartimos la crianza para que tenga mejores efectos y humildemente lo o la invito a ser agentes de cambio, felicitando estas vacaciones a familias que vea comiendo y no tengan a sus niño/as con una pantalla al frente.

Viviana Tartakowsky Pezoa

Directora Escuela de Psicología Universidad Bernardo O´Higgins
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