¿Y dónde se cargan los autos eléctricos?

La electrificación está llegando definitivamente a la industria automotriz, con cada vez más modelos presentes en el mercado nacional, oferta que solo seguirá creciendo durante los próximos años, sobre todo si consideramos que para 2035 en Chile solo se deberían vender autos 100% eléctricos, de acuerdo con la Estrategia Nacional de Electromovilidad.

Con cerca de 3.500 autos eléctricos ya circulando por las calles es bueno hacerse la pregunta ¿sabemos dónde cargarlos?

Hoy en nuestro país hay alrededor de 250 electrolineras, cifra que debería crecer a 1.200 en el plazo de un año, lo que, en rigor, debería optimizar la red de carga. La idea es que no deban recorrerse más de 60 kilómetros en carretera sin encontrar un punto de carga.

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Eco Carga, Evsy y Copec Voltex cuentan con aplicaciones con geolocalizador que permiten ubicar rápidamente la electrolinera más cercana, además de indicar la potencia (kW), tipo de enchufe, cantidad de conectores disponibles e incluso si está en uso o no, ideal para planificar el tiempo de carga.

Este punto es vital, ya que los tiempos de carga varían dependiendo de la batería del auto y la rapidez de la estación seleccionada. Así, la carga rápida a través de corriente continua con una potencia de 50 kW permite tener el vehículo al 80% en cerca de 40 minutos, y por solo 13 mil pesos.

Y es que no hay que olvidar que la carga no es gratuita, ya que cada electrolinera funciona asociada a una aplicación de pago, por lo que hay que contar con este ítem, aunque a un precio mucho más moderado que los actuales costos de los combustibles.

“Este es un escenario que si bien avanza poco a poco y que años atrás era impensado, se ha puesto metas optimistas para fomentar la transformación y el salto a la electromovilidad” comenta Hernán Delfino, Deputy Sales Director de SAIC Motor, fabricante y dueño de MG Motor, que hoy ofrece en nuestro país los modelos ZS EV con hasta 320 km de autonomía, y el premiado Marvel R con más de 400 kilómetros de autonomía.

“Esta forma de movilizarse no es solo un modo de combatir la huella de carbono, sino también reduce significativamente los gastos asociados al uso del auto. De este modo, estamos hablando de una transformación con múltiples beneficios para las personas, empresas, y el planeta, pero que claramente aún requiere de grandes desafíos y compromisos”, finaliza el ejecutivo.