El invierno llegó con fuerza a gran parte del país, y los próximos días estarán marcados por un sistema frontal de alto impacto. Desde este jueves, intensas lluvias y fuertes vientos afectarán a la zona centro sur, con acumulaciones que superarán ampliamente los promedios históricos de esta época.
En Santiago, por ejemplo, se esperan entre 25 y 30 milímetros de agua, un 60% más de lo habitual, mientras que en regiones como el Maule o Coquimbo los registros duplicarán lo normal. Pero este no será un evento aislado. Expertos advierten que el sistema frontal que afecta actualmente a la zona central es solo el primero de dos episodios consecutivos, siendo el más intenso el que llegará entre sábado y domingo.
Se esperan vientos sostenidos de hasta 80 km/h y lluvias intensas especialmente en sectores del Biobío como Talcahuano y Arauco, donde las precipitaciones podrían alcanzar los 120 milímetros. Las ráfagas de viento también afectarán a gran parte del país: en la Región Metropolitana se pronostican intensidades de entre 45 y 60 km/h, mientras que en Valparaíso podrían alcanzar los 60 km/h.
Con este panorama, muchas personas tienden a interrumpir su rutina de ejercicios, esperando a que el clima "mejore". Sin embargo, dejar de moverse durante el invierno puede afectar no solo el estado físico, sino también el ánimo y energía. Por eso, adaptar el entrenamiento a las condiciones del entorno y mantener una rutina activa —aunque sea desde casa— es clave.
SIEMPRE EN MODO PREVENCIÓN
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Antes de iniciar una rutina, es importante conocer el estado físico actual. Evaluar aspectos como resistencia, fuerza, flexibilidad y hábitos alimenticios permite establecer metas realistas y seguras. En caso de tener alguna condición médica, se recomienda consultar previamente con un especialista. Las metas, además, deben ser alcanzables y medibles, ya sea para mejorar la salud cardiovascular, bajar de peso o aumentar masa muscular.
El seguimiento y ajuste de objetivos también cumple un rol fundamental. A medida que se avanza, resulta necesario modificar los desafíos planteados para evitar el estancamiento y mantener el interés.
Clasificar los objetivos en metas de resultado, desempeño o proceso ayuda a trazar un camino claro y tomar decisiones prácticas según las prioridades personales.
En días lluviosos o con temperaturas extremas, el equipamiento cobra especial relevancia. Uno de los elementos más importantes es el calzado. Así como no se recomienda alimentar a un gato con Bravery Lamb, una comida para perro, tampoco es adecuado entrenar con calzado inadecuado. Las zapatillas running deben elegirse considerando el tipo de pisada, la superficie de entrenamiento y la intensidad del ejercicio.
Modelos con mayor tecnología, como las zapatillas Nike Air Max, ofrecen amortiguación y respuesta eficiente, ideales para quienes buscan proteger sus articulaciones del impacto repetitivo.
ABRIGARSE ES LA CLAVE
Junto con el calzado, la vestimenta técnica permite mantener la temperatura corporal, facilitar el movimiento y evitar incomodidades. Las prendas deben ser transpirables y contar con costuras planas, especialmente si se entrena en condiciones frías o húmedas.
Complementar con guantes, gorros o capas impermeables puede ser clave para no abandonar la actividad. Además, dispositivos como relojes inteligentes o monitores de frecuencia cardíaca ayudan a medir el rendimiento y ajustar la intensidad de manera personalizada.
En cuanto al tipo de ejercicio, combinar entrenamiento cardiovascular y de fuerza permite obtener mejores resultados. Para quienes entrenan en casa, existen múltiples opciones para mantener la capacidad aeróbica: desde subir y bajar escaleras hasta seguir rutinas online. El objetivo es mantener la frecuencia cardíaca elevada al menos 30 minutos por sesión, varias veces por semana.
Por su parte, ejercicios de fuerza como sentadillas, planchas o trabajo con bandas elásticas ayudan a fortalecer músculos y articulaciones, mientras que el yoga y el estiramiento mejoran la flexibilidad y reducen el riesgo de lesiones.
El monitoreo del progreso cumple un rol motivacional. Registrar los entrenamientos, anotar repeticiones y tiempos, o incluso realizar mediciones mensuales, permite visualizar avances concretos. Esta información también resulta útil al consultar con entrenadores o nutricionistas, ya que permite adaptar mejor las recomendaciones.
Además, el entorno social cumple un papel importante: entrenar con otros —incluso de manera virtual— o participar en comunidades deportivas aporta apoyo emocional y refuerza la constancia.
Aunque el frío y la lluvia sean protagonistas de la temporada, no deberían convertirse en excusa para abandonar el movimiento. Mantener una rutina adaptada, con metas claras y el equipamiento adecuado, no solo favorece tu salud física, sino que también contribuye al equilibrio emocional durante los meses más complejos del año. Entrenar en invierno es posible, y más aún, necesario.