Un buen año está cerrando la Fundación Pequeño Cottolengo. La entidad, dedicada al cuidado de personas con discapacidad intelectual severa y profunda, termina el 2024 invitando a la comunidad y a las autoridades a conocer la operación de la ciudad inclusiva a través de una actividad solidaria y comunitaria: Una fiesta de Cosecha de Damascos.
Más de 300 personas, entre ellas vecinos, autoridades y socios estratégicos de la fundación, como las empresas Emaresa y Watt’s, que asistieron junto a sus familias y trabajadores, se congregaron en los campos interiores del Cottolengo para desarrollar esta actividad de cierre de año, que busca seguir reconectando a las personas con la misión de cuidado que impulsa la entidad social.
Con el apoyo de los residentes y los equipos de las nueve direcciones del Modelo de Gestión Integral de Pequeño Cottolengo, denominado GESIN, los visitantes pudieron conocer la labor de la residencia, y participar de la Feria de Cosecha de Damascos, donde cada área de la residencia también dio a conocer su aporte al bienestar de toda la comunidad.
"Una vez más, desarrollamos una acción enfocada en abrir las puertas de nuestra obra, para dar a conocer la gran labor de cuidado, rehabilitación y atención diaria que llevamos a cabo con los más de 300 residentes que viven con nosotros todos los días del año. Dar transparencia y visibilidad del funcionamiento del Pequeño Cottolengo es una parte importante de nuestra labor", destaca Cristián Glenz, director ejecutivo de Pequeño Cottolengo.
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Este hito de cierre de ciclo fue de gran importancia para el área de Operaciones de la fundación, quienes se encargan de la limpieza, alimentación y funcionamiento de toda la institución. Su principal objetivo este año, era transformar una situación de seguridad y limpieza, en una oportunidad para llegar a más personas.
"Cada año, cerca de 100 árboles de damascos dan sus frutos dentro del Pequeño Cottolengo, y este 2024 queremos compartir cada uno de ellos con la comunidad de Cerrillos, donde estamos presentes. Porque nos interesa generar vínculos con los barrios que nos rodean, para que conozcan la gran misión de cuidado que se realiza en la comuna donde viven. Queremos ser un orgullo para Cerrillos", cuenta Manuel Moya, director de Operaciones.
Son nueve hectáreas dedicadas exclusivamente al cuidado y rehabilitación de personas con discapacidad cognitiva. Muchas de ellas, ingresadas a través de medidas de protección, o en situación de abandono, que llegaron al Cottolengo para recibir amor, atención y un espacio alegre para desarrollar sus vidas.
En la ciudad inclusiva de Pequeño Cottolengo, los residentes se distribuyen en hogares según las etapas de sus vidas, también disfrutan de la naturaleza e incluso de un picadero ecuestre especialmente diseñado para terapias de rehabilitación con caballos. Cuentan además con alimentación especializada por la capacidad de deglución de cada uno, servicios dentales y de rehabilitación, también seguimiento médico periodo, entre varios otros servicios especializados que reciben.
Incluso, dentro del Cottolengo está la Escuela Especial Don Orione. Allí alrededor de 60 residentes reciben su educación básica y cursos de habilidades laborales para mostrar y valorar sus capacidades.
"Estamos comprometidos con todas las entidades que funcionan en nuestra comuna; y creemos en el compromiso del Pequeño Cottolengo y su labor", destacó el nuevo alcalde de la comuna de Cerrillos, Johnny Yañez.
El corazón del Pequeño Cottolengo es un Modelo de Gestión Integral (GESIN) único en Chile, creado por la fundación, y que en 54 años de existencia se ha ido adaptando a las necesidades de ayuda social, el cual considera una serie de programas como la intervención psicosocial, la acción en redes, educación especial, programa de voluntariado, talleres, alimentación, entre otros.