Rodney Martínez dice que la música es parte de la esencia de los cubanos. “Nosotros nacemos con el baile por nuestros ancestros africanos”, cuenta.
Con estudios en un conservatorio de La Habana, el percusionista observó como a fines del siglo pasado, la música cubana se ubicaba en la pole position del mundo a través de Buena Vista Social Club, una apuesta del guitarrista Ry Cooder por redescubrir a viejas estrellas artísticas de ese país para el mundo.
“Para todos fue una sorpresa su éxito. Llevaron la música cubana por todas partes y eso nos dio un nuevo aire”, confiesa.
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Martínez se fue puliendo en su rol de timbalero y pudo tocar y compartir con varias de esas glorias como Omara Portuondo, Elíades Ochoa y, principalmente, Amadito Valdés.
“Es percusionista como yo y me enseñó los secretos del ritmo”, asegura. El artista llegó de visita a Chile a fines de 2019 para visitar familiares y, a los pocos meses, la pandemia lo obligó a encerrarse en Chile. Mientras el tiempo pasaba lento, el músico ideó un plan: hacer talleres musicales de percusión que, además, le sirvieran para gestar un disco que tributara la liberación de la esclavitud en Cuba.
Así nació “No hay ma’ madera”, el trabajo que se publicó hace dos meses y hoy a las 21.00 horas se estrena en el CEINA (Centro de extensión Instituto Nacional) en Arturo Prat 33.
“Es un álbum que se sostiene en la percusión, en el baile. Lo que queremos es mostrar que esta música es liberadora”, dice sobre un show que tendrá más de veinte invitados en el escenario y que anticipa fiesta y diversión.