"No voy a volver con Jorge... me gusta otra persona": Daniela Aránguiz se sinceró como nunca
La panelista de Sígueme dijo que su nuevo galán no es del mundo de la televisión.
Mariela Sotomayor, ex concursante de "Ganar o Servir", participó en el más reciente capítulo de "Podemos Hablar", estelar de Chilevisión, en el que habló sobre su vida profesional y personal.
Sobre este último punto, uno de los momentos más dramáticos de la noche ocurrió cuando contó un crudo testimonio sobre sus años de matrimonio.
"Muchas veces yo llegaba con los ojos hinchados los días sábados de tanto llorar. La verdad que mantenía una relación de pareja que no era buena, en donde yo permitía que mi autoestima se vulnerara permanentemente", comenzó diciendo.
De todas maneras, la periodista aseguró que "no culpo a la otra persona porque fui yo la que dio el paso para que pasaran todas esas cosas. Lo que he aprendido es que una es la responsable porque una es la que permite que pasen muchas cosas".
Síguenos en: 
"Mi vida detrás de las cámaras era distinta porque yo tenía que sonreír, tirar la talla, pero detrás yo lloraba, no me sentía querida, lo pasaba súper mal. Me echaba la espalda a mi familia y todos los costos que tenía tener una familia sola", puntualizó la reportera.
Por otra parte, recordó que "fui vulnerada de todas las maneras, muchas veces, y creo que de algo le puede servir a la gente. Lo que puedo decirle a las personas, sobre todo a las mujeres, es que no es necesario desgastarse tanto y dar tantas oportunidades para decir ‘hasta aquí llegó’".
"Lo que yo he vivido ha sido como una película de terror, porque he pasado por episodios de mucha angustia, y también de mucho estrés. Yo fui muy porfiada, yo no quería ver que esta situación iba a explotar. Yo permití faltas de respetos, permití que me ningunearan, y que junto con eso se dañaran momentos súper importantes de mi vida como fue mi embarazo", explicó.
Finalmente, Mariela Sotomayor rememoró: "Me acuerdo que yo lloraba, mi hija no tenía un mes, lloraba en la cocina botada en el suelo. De repente, me tomaba una piscola, y lloraba a grito pelado de la pena que tenía".
