"Te amo. Fin": Simón Pesutic ya no tiene de qué ocultarse con Vivianne Dietz
Los actores de El Señor de la Querencia desnudaron su amor.
El Gobernador de Santiago tuvo un fuerte cruce de palabras con el animador José Antonio Neme por criticar el aspecto de Santiago.
Que José Antonio Neme sea tendencia por sus declaraciones está dentro de la normalidad, de hecho el animador hizo una polémica crítica sobre el estado en el que se encuentra la ciudad de Santiago, que le costó una pelea en el matinal con Claudio Orrego.
“La ciudad se ve fea, de mal gusto, hedionda, ordinaria, fea. Y no me vengan a decir los buenistas que hay belleza en todo... no, señor, no hay belleza en todo. Viene ese buenísimo idiota a tratar de convencernos que el buen olor es mal olor, que esa pintarrajeada ordinaria es arte. No, es una ciudad fea, Santiago no era así", confesó en animador.
El gobernador se quejó por la cobertura del crimen de la "narcoreina" y el conductor de Mucho Gusto le recordó lo que le importa a la gente.
Al parecer este desahogo del conductor de Mucho Gusto, no fue del agrado del Gobernador Claudio Orrego de Santiago, que se encontraba justamente en el panel del matinal de Mega y aprovechó en el acto para increpar a Neme. “¡No todo es malo po, José! Una cosa es mirar el problema de frente, pero también estamos cambiando la ciudad para bien. Tú miras el vaso medio lleno, siempre”, agregó.
No obstante, José Antonio no dio su brazo a torcer y mantuvo su postura acerca de lo deteriorada que luce la ciudad de Santiago en la actualidad. “Esta ciudad no resiste más, es una fea ciudad (...) no es para que usted se enoje, yo solo le estoy diciendo lo que la gente ve y lo que la gente conversa. Si a los políticos les molesta escuchar lo que la gente conversa, ese no es problema mío...” sentenció el animador.
Los actores de El Señor de la Querencia desnudaron su amor.
La Fiera hizo hincapié en que la frenteamplista tiene el dinero como para tratarse psicológicamente.
Rubén y Cony no aparecieron en el capítulo 1 de la teleserie, confirmando lo que habían adelantado los guinoistas.