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El próximo 15 de septiembre, se sumará al catálogo de Netflix, "El Conde", la nueva película de Pablo Larraín, una sátira de terror que retrata un universo en el que Augusto Pinochet (Jaime Vadell). La película ha sido aplaudida por algunos, y criticada por otros, a este club se sumó Patricia Maldonado.
Es que la conductora de "Las Indomables", se refirió sin filtro a este filme, y lo criticó en su espacio de Youtube. "Hay una frase que me gustó, que dice clarito ‘el mal debe ser filmado’. Yo estoy de acuerdo con él", partió lanzando.
"Yo me imagino que el señor Larraín ya tendrá los recursos para filmar el mal de este gobierno y el mal de Allende, porque si él es transparente, honesto, decente, democrático, tendrá que hacer una película que sea también para el otro lado", agregó Patricia Maldonado.
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Pero su mensaje no quedó ahí, ya que luego Patricia Maldonado le dio algunas "ideas" a Larraín, mencionando algunos gobiernos. "Y yo le tengo el título. ¿Quiere filmar el mal? Pues bien, el mal estaba en Allende. ¿Quiere filmar el mal? Pues bien, filme el mal de Boric, porque ahí hay un mal, de verdad hay un mal, hay algo maquiavélico", indicó.
Agregando que, "yo le pondría a la película ‘Garrapata Cobarde’. Así la bautizaría. Porque el título le queda muy bien puesto a los dos. Y con tuti, no estoy ni ahí con guardarme nada", lanzó sin filtro la "indomable".
¿De qué trata 'El Conde'?
El Conde la protagonizan los reconocidos actores chilenos Jaime Vadell, Gloria Münchmeyer, Alfredo Castro y Paula Luchsinger, a los que se les suman Catalina Guerra, Marcial Tagle, Amparo Noguera, Diego Muñoz y Antonia Zegers, interpretando a los hijos del Conde.
Según señala la sinopsis de la trama criticada por Patricia Maldonado, "'El Conde' es una comedia de terror y humor negro ambientada en un universo paralelo inspirado en la historia reciente de Chile".
"La película representa a Augusto Pinochet —símbolo del fascismo mundial— como un vampiro que vive recluido en una mansión abandonada en el gélido extremo sur del continente, saciando su apetito de maldad para subsistir. Pero después de 250 años, Pinochet decide dejar de beber sangre y renunciar al privilegio de la vida eterna. No puede soportar más que el mundo lo recuerde como un ladrón. Pese a que sus familiares son unos arribistas y fuente de decepción para Pinochet, una relación inesperada lo anima a seguir adelante, pero esta vez con una vida de pasión contrarrevolucionaria", sentencian especialistas.
