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Florencia Santibáñez tiene nueve años, es una niña alegre, querida por todos: su familia, sus profesores, sus vecinos.
Su ternura y energía la definen: a ella encanta andar en bicicleta, patines y últimamente se ha enamorado del skate, pero hoy su vida depende de un trasplante de corazón.
Desde hace dos semanas, Florencia está hospitalizada en la UCI pediátrica del Hospital de la Universidad Católica, y fue incluida como prioridad nacional en la lista de espera de donación, luego de una descompensación cardíaca grave.
Su enfermedad, una miocardiopatía dilatada congénita, la acompaña desde antes de nacer.
"La Flo nació con esta condición, la detectaron cuando su mamá tenía 30 semanas de embarazo", cuenta su prima Fernanda, quien ha sido la voz de la campaña que hoy busca visibilizar su caso.
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Esta enfermedad debilita el corazón al punto de impedir que bombee sangre con normalidad. Su familia ha estado siempre pendiente de su cuidado, rigurosos con los medicamentos, los controles y el seguimiento médico.
No obstante, en abril, un adenovirus derivó en una neumonía y lo cambió todo: no volvió a ser la misma y la decidieron llevar a su cardiólogo tratante, donde decidieron hacerle un cateterismo (examen al corazón).
"El cateterismo fue el 2 de junio. Ahí se dieron cuenta que su corazón estaba malito, ya no resistía una operación. La razón de este examen, era para ver la opción de operar la válvula mitral, y fue ahí donde se dieron cuenta que la única opción es el trasplante", explica Fernanda.
Desde entonces, Florencia está internada, esperando ese corazón que le devuelva la posibilidad de seguir creciendo, jugando y soñando. Ya ha habido ofrecimientos, pero los órganos no eran compatibles. La espera sigue.
"Hoy su vida depende del amor y la solidaridad de todos. Cada gesto, cada palabra, cada oración cuenta", nos dice Fernanda.
La historia de Florencia también es un llamado urgente a hablar sobre donación de órganos, a quitar el miedo y abrir espacios de conversación en las casas.
"La donación es el acto más generoso que puede hacer una persona. Se puede transformar no solo la vida del que recibe, sino la de toda su familia y entorno. Es dejar una huella".
Florencia sigue asistiendo a clases del hospital de forma ocasional. Lo hace en el piso 7, mientras su habitación está en el 6. Esas pequeñas rutinas le dan fuerza.
La historia de Flo, es la historia de una niña que solo quiere volver a vivir como cualquier otra.
Para los que quieran aportar con Florencia, pueden hacer su aporte, sin importar cuanto sea, todo suma, el aporte es a la cuenta del papá de Flo.
Su nombre es Miguel Angel Santibáñez, y su RUT: 15.506.093-k. La cuenta es del Banco BCI, una cuenta vista/prima, y el número de cuenta es 42542235.
También está disponible la cuenta de Instagram de la campaña de Florencia, @uncorazonparaflo, para seguir informándose y viendo su evolución.
