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Aunque el debate público no está zanjado, desde el mundo científico coinciden que sería adecuado adoptar un solo horario durante todo el año; el de invierno, ya que este se ajusta mejor a los ritmos naturales de nuestro cuerpo.
¿Qué tan impactante puede ser un simple cambio de hora? Aunque pueda parecer una rutina anual sin mayores consecuencias, los efectos de este ajuste en nuestro funcionamiento y ritmo biológico son profundos, y los expertos no dejan de alertar sobre sus riesgos. Y es que el sábado 5 de abril, el país nuevamente deberá retroceder sus relojes una hora, dando paso a un profundo debate en torno a la conveniencia de esta medida.
Más allá de la simple modificación en los relojes, el cambio de hora ha sido históricamente cuestionado por especialistas, quienes advierten que alterar los ritmos circadianos dos veces al año puede tener efectos negativos sobre nuestra salud. Luis Larrondo, doctor en Biología Celular y Molecular de la Universidad Católica de Chile y director del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), es uno de los investigadores especializados en este tema, y su respuesta es clara: "es fundamental mantener un solo horario, el de invierno (GMT-4), durante todo el año, ya que cambiar de hora dos veces al año pone en riesgo nuestro bienestar físico y mental".
De acuerdo al experto, la cronobiología, disciplina que estudia los ritmos biológicos, nos dice que nuestros cuerpos están sincronizados con los ciclos de luz y oscuridad, y ese ajuste artificial que supone el cambio de hora no solo afecta nuestra energía y descanso, sino también nuestra fisiología y salud. Al respecto, Larrondo explica que, aunque el cambio a horario de invierno en abril nos alinea mejor con la luz natural de la mañana, el verdadero problema ocurre en septiembre, cuando se realiza la modificación a horario de verano. En ese momento, el desajuste con nuestro reloj biológico puede tener consecuencias graves.
"El cambio al horario de verano que tendremos en septiembre implica despertar cuando nuestro reloj biológico aún no está preparado para hacerlo. Esto puede aumentar el riesgo de accidentes cardiovasculares y de tránsito, junto con reducir el rendimiento, tanto en el trabajo como en el aula de clase", advierte.
Pero este fenómeno no afecta a todos por igual. Los más jóvenes y aquellos que tienen un ritmo nocturno, conocidos como "búhos", son los que más sufren con el cambio de hora. Para mitigar los efectos de esta alteración, el científico del iBio recomienda aprovechar al máximo la luz natural, abriendo las cortinas al despertar, lo que puede incluso ayudar a prescindir del despertador. Además, advierte sobre el uso de pantallas electrónicas antes de dormir, ya que la luz azul de estos dispositivos retrasa la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
Pese a que el cambio de hora ya es un acto habitual en nuestro país, los expertos coinciden que la opción más adecuada sería adoptar un solo horario durante todo el año, ya que se ajusta mejor a los ritmos naturales de nuestro cuerpo. Y aunque el debate está lejos de resolverse, la ciencia es concluyente: la mejor manera de cuidar la salud y el bienestar es alinear nuestras actividades con la luz natural, sin necesidad de alterar los relojes dos veces al año. "La paradoja, es que proyectos de ley que podrían solucionar este debate, duermen en el congreso, mientras nosotros despertamos mal producto de una mala política pública" cierra Larrondo.
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