"¡Qué espanto!": monumento en memoria de Patricio Aylwin descoloca a vecinos de Providencia
Este miércoles fue inaugurada la obra Raíces y que fue ubicada en la plaza que lleva el nombre del ex Presidente frente al Parque Inés de Suárez.
El ex presidente de Chile, Ricardo Lagos Escobar, expresó enérgicamente su preocupación durante el domingo pasado, por la tendencia de ciertos sectores a justificar el golpe de Estado ocurrido en el país en 1973.
Lagos aseguró que "es doloroso" que haya intentos de justificar un derrocamiento armado que resultó en muertes y torturas, y destacó que es imposible defender tales acciones.
"Un golpe de Estado que tortura y que mata no es justificable. Usted puede entender las razones por las cuales se ha producido esto, pero usted no puede aceptarlo", expresó Lagos.
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"No puede aceptar que se violen los derechos humanos impunemente ni que se torture", afirmó Lagos durante una entrevista en el programa "Mesa Central" de Canal 13.
Ricardo Lagos, quien en su momento también fue una figura de autoridad en la política chilena, enfatizó que existía la posibilidad de encontrar "una salida sensata" a la crisis política que enfrentó el expresidente Salvador Allende, "si hubiéramos comprendido las razones detrás de ella".
50 años del Golpe
En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el expresidente compartió sus reflexiones en la entrevista.
Con un tono reflexivo y firme, el exmandatario expresó su dolor ante los intentos de justificar el golpe de Estado de 1973, al mismo tiempo que subrayó la imperdonable violación de los derechos humanos que tuvo lugar durante ese período.
Al respecto, Lagos comentó: "Es explicable lo que pasó. Pero nada explica la violación de los derechos humanos. Usted puede decir es justificado, mire las brutalidades que estaban haciendo, pero lo otro no puede aceptarse".
Lagos abordó el proceso constitucional en curso y compartió sus perspectivas sobre el futuro de Chile. También expresó su optimismo sobre el proceso y expresó su esperanza de que el Consejo entregue una propuesta para una nueva Carta Magna que sea superior a la actual, que lleva su firma y que según comenta, "no le gusta".
