• 09 MAY DE 2025

Hasta un sillón sexual: denuncian insólitos privilegios en cárcel de Angol

Cárcel de Angol |

Funcionarios de Gendarmería denunciaron que visitas de reos mapuche entran corderos vivos, que luego consumen en asados en del penal. Allanamiento también reveló una piscina.

Gendarmes de la cárcel de Angol, en la región de La Araucanía, denunciaron los privilegios de comuneros mapuche que están detenidos en el penal.

Los funcionarios acusaron que los internos gozan de beneficios insólitos que mostraron a través de fotos, donde se ve una piscina y hasta un "sillón sexual".

Esto quedó al descubierto, luego de un motín de los internos donde llegaron a secuestrar a tres funcionarios de Gendarmería el domingo 7 de mayo.

 


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Tras el motín del domingo pasado hubo un allanamiento donde gendarmes descubrieron estos privilegios de los reos mapuche en la cárcel de Angol.

En el procedimiento se incautó chicha artesanal, celulares y una serie de cuchillos, pero también se detectó cosas inauditas para un penal.

Según publicó La Tercera, en uno de los dormitorios del venusterio, sitio donde los reos tienen sexo con sus visitas, hallaron un "diván tántrico" o "sillón sexual".

 

 

Corderos

Además, el registró dejó al descubierto una piscina estructural que comuneros tenían para recibir a sus hijos o niños cuando los visitaban al interior del penal.

Los funcionarios acusaron que las visitas de los comuneros no eran revisadas. Así, entraban sacos de papas, bebidas energéticas y hasta corderos vivos.

 En el allanamiento se halló una piscina estructural para los hijos de los reos.
En el allanamiento se halló una piscina estructural para los hijos de los reos.

"No había ningún control en el uso del venusterio, lo usaban cuando querían. Son los únicos que tienen agua caliente en sus duchas y no se pasa la cuenta", acusó un gendarme.

"Tenían una piscina de esas estructurales del comercio, la que también llenaban con agua de la unidad", agregó el mismo funcionario a La Tercera.

"Tienen cero respeto por el personal, con suerte hablaban con el alcaide y de ahí para arriba. Para ingresar al módulo había que pedirles permiso", concluyó.

Alejandro Villegas

Editor general, veranista empedernido e historiador del jet set nacional.
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