• 04 JUN DE 2025

Once millones de toneladas al año: la urgencia global que impulsa la cruzada chilena contra el plástico

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Aunque el país lidera en normativas contra los plásticos de un solo uso, el desafío sigue abierto.

Cada año 11 millones de toneladas de plástico terminan en los ecosistemas acuáticos. Una cifra alarmante que subraya una verdad incómoda: estamos rodeados de residuos invisibles, pero devastadores. Aunque Chile ha avanzado desde el punto de vista legislativo, la batalla contra la contaminación plástica sigue abierta. 

Este 5 de junio, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente 2025, el foco estará en erradicar la contaminación por plásticos, una de las amenazas más persistentes de nuestro tiempo.

Bajo el lema #VenceLaContaminaciónPorPlásticos, la campaña liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) busca movilizar a gobiernos, empresas y comunidades hacia soluciones concretas para reducir, reutilizar y replantear el uso de este elemento.

"La contaminación plástica no solo amenaza la biodiversidad, sino que también pone en riesgo nuestra salud y calidad de vida", alerta Jorge Leiva, jefe de carrera de Ingeniería Civil en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Universidad Bernardo O'Higgins (UBO). "El reciclaje no basta. Es necesario rediseñar nuestros hábitos y productos desde su origen hasta su final", precisa.

Chile, por cierto, no es la excepción. Con un consumo anual de 990 mil toneladas de plástico y una tasa de reciclaje que no supera el 8%, según la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla) y Fundación Chile (Pacto Chileno de los Plásticos), el país enfrenta una contradicción: a pesar de ser líder en políticas contra estos elementos de un solo uso, sigue atrapado en un modelo de consumo lineal. 


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La implementación de normativas como la Ley Chao Bolsas Plásticas, la Ley 21.368 sobre plásticos de un solo uso y la Ley REP ha sido un paso importante, pero los expertos señalan que la solución pasa por una transformación más profunda, que combine legislación, educación e infraestructura.

"Las leyes han mostrado que pueden generar cambios culturales profundos, pero la meta no puede ser solo cumplir con la norma. Necesitamos pasar del cumplimiento a la convicción, y eso implica innovación, inversión y participación ciudadana", afirma Leiva.

Soluciones compostables: una alternativa creciente 

A medida que avanzan las políticas de reducción de plásticos, las soluciones compostables se presentan como una vía complementaria para enfrentar la crisis. Estos productos, hechos de materiales biodegradables, se transforman en compost sin dejar residuos contaminantes, lo que favorece el ciclo natural. En este contexto, la start up nacional I Am Not Plastic (IANP) es un ejemplo de cómo las innovaciones compostables están tomando forma en el país. "El plástico en sí no es el problema, sino el corto uso que se le da y la lógica de lo desechable. Debemos innovar y buscar nuevas materialidades que inviten a las personas a hacer un cambio sin que sus vidas se vuelvan más complejas y costosas", argumenta Rodrigo Sandoval, fundador de la compañía que comercializa bolsas de basura, herméticas y film adherente, entre otros productos, que parecen plástico, pero se biodegradan en 180 días. "La sostenibilidad no es una etiqueta, es un compromiso real con el sistema completo", agrega Sandoval.

Un cambio colectivo

En este escenario llega un nuevo Día Mundial del Medio Ambiente 2025. Con negociaciones avanzadas hacia un tratado internacional para poner fin a la contaminación por plásticos, se presenta una oportunidad histórica para replantear nuestra relación con este material. 

Para Jorge Leiva, lo que se necesita es un enfoque integral: "No basta con legislar, necesitamos que toda la sociedad se comprometa. La solución no está solo en el consumidor o el productor, sino en un esfuerzo colectivo".

En esa misma línea, Sandoval afirma que cada vez que se elige una opción compostable bien gestionada se apuesta por un modelo regenerativo, no solo sostenible. "Es un paso hacia una economía que respeta los ciclos naturales y no los interrumpe", señala el experto, quien concluye que el llamado es claro: la contaminación plástica solo se resolverá con soluciones reales.