• 20 DIC DE 2025

Un vocero antidiscriminación

Día de la Solidaridad | Cedida

El 20 de diciembre es el Día Internacional de la Solidaridad, un valor que se materializa en acciones concretas que promueven la equidad, la participación y la eliminación de barreras. Desde Fundación Ronda todo nuestro quehacer gira en torno a darle voz a las personas con discapacidad, a las personas cuidadoras y mujeres, que muchas veces tienen que batallar más de lo habitual para hacerse escuchar y tener la visibilidad que requieren. Nos especializamos en generar esa transformación cultural tan necesaria para vivir en sociedad y acompañamos a las empresas y organizaciones a transitar hacia formas más amables de incluir, gestionar el talento diverso y que aprendan a valorar las diferencias.

La solidaridad no es una moda, no es algo que esté circunscrito a la Teletón una vez al año. Es una forma de enfrentar la vida y al prójimo. Estos días que están llenos de símbolos, recogimiento y una carrera frenética por terminar de comprar los regalos de Navidad, me permito hacer una oportuna reflexión. Jesús nació en un pesebre, un lugar humilde, rodeado de animales y en plena intemperie. Conforme creció, sus enseñanzas siempre estuvieron vinculadas a ayudar al desposeído, al débil, al marginado, al con discapacidad, a poner a las mujeres en un lugar de importancia, incluso al pecador. Diríamos que fue el primer vocero histórico antidiscriminación.

La solidaridad estaba en el ADN de su discurso y de sus acciones. Compartir la mesa, compartir el pan, dar, tener compasión por el/la otro(a), acoger y ver como persona, con sus necesidades reales al que pide limosna y al desamparado, como también amar a los demás como a uno(a) misma(a), incluso amar al enemigo. Esas son prácticas, independientemente de la religión o espiritualidad con la que simpaticemos, que son valores universales. Indispensables para construir un país más consciente, más justo y más igualitario.

Ojalá que no se nos olviden esos valores, que las personas y las empresas, el mundo público y el privado, cumplan de manera activa las leyes de inclusión laboral. Que más compañías implementen la norma chilena 3262 y todas las leyes en materia de equidad de género. Que los líderes que toman las decisiones sean empáticos, que definan con la razón, pero que escuchen con el corazón. Y para entrenar el corazón hay que formarse en estos temas, desaprender y aprender correctamente sobre el valor intrínseco de las personas, verlas más allá de sesgos, estereotipos y prejuicios impuestos colectivamente. Soñamos que nuestros(as) líderes en Chile vean ganancia real en propiciar empresas y organizaciones solidarias, no "caritativas" ni "asistencialistas" sino empresas conscientes del impacto e innovación social que pueden generar interna o externamente. Es una decisión que trasciende la última línea de un reporte financiero. Es un beneficio para garantizar el futuro de la humanidad.