Apenas sonó el pitazo final del debate organizado por Anatel, el último antes del escrutinio draconiano en las urnas de este domingo, como siempre presencié la otra repetida cadena nacional. Casi al unísono, los canales llamaron a sus eruditos más doctos para resolver la pregunta del millón: ¿Quién salió mejor parado/a? ¿José Antonio Kast o Jeannette Jara? Y, claramente, como siempre todos ganaron y nadie perdió.
Pero mientras en la pantalla abierta se ensayaban respuestas con lugartenientes de uno u otro bando, me sumergí en las redes sociales, donde fui uno más de otra discusión mucho más terrenal y donde, para mi sorpresa, el veredicto fue casi unánime acerca de quién fue, realmente, la gran ganadora de este cara a cara final y el que más rating acaparó en los hogares del país con casi siete millones de chilenos pegados a la pantalla.
Curiosamente no fue la ex ministra del Trabajo. Tampoco los cibernautas le pusieron la corona de laureles al líder republicano. Esta vez, vi que las personas a través de sus aparatos electrónicos coincidieron en que la gran triunfadora fue nada menos que Julia Vial, mi Julia, la misma que me reta de lunes a viernes cuando calma las pasiones en Sígueme, donde la farándula suele ser más despiadada que las mismas sesiones del hemiciclo.
Para mí no fue ninguna sorpresa, la verdad. Como digo, yo que la veo diariamente doy fe que se arropa como nadie con el traje de hierro de la farándula. Pero si estuviera en TNT Sports estoy seguro que también ella sería la informadora de cancha más precisa o afuera de la Iglesia de San Pedro estaría de las primeras avisando que salió humo blanco y que habemus Papa. No importa que me digan lamebotas o que le llevo la cartera, pero me toca ser testigo diario de que la Julia es seca y que esa faceta es la que recién muchos descubrieron los televidentes tras el debate de Anatel, donde la escogieron como la periodista que efectuó las preguntas más centradas y de verdadero interés nacional.
A Julia no le tembló la voz para decirle a Jeannette Jara que en su comando tuvo a un sujeto de interés involucrado en el Caso Convenios, pero tampoco fue menos firme cuando le recalcó a José Antonio Kast por qué usó vidrios antibalas en Viña del Mar. Allí muchos descubrieron que más allá del comentado escote o "no escote", la ropa es irrelevante ante la agudeza de alguien que mal miraron en menos, estigmatizada por hablar de famosos, luces, amores y desamores en el día a día la farándula.
Lo de Julia me demostró que la televisión de hoy no tiene memoria. Ella hizo debates presidenciales en el casi el extinto canal La Red, condujo noticiarios y matinales en la misma estación. Es cosa de hacer un racconto televisivo en un abrir y cerrar de ojos para darse cuenta que está lejos de ser la caricatura simplona que los intelectuales dibujan acerca de los que se dedican al espectáculo, como si la entretención no fuera también un aspecto fundamental de nuestras estresadas vidas.
Nadie sabe lo que dirán las urnas este domingo, pero me enorgullece que sí muchos al fin se dieran cuenta de que Julia Vial es una periodista de verdad y que puede jugar en Primera División cuando quiera. Es cosa que se lo proponga nomás y "con o sin escote".









