Benjamín Castillo, Pollo Castillo, Pollosus. Da lo mismo. El hombre sabía que tenía que dejar sus estudios de Ingeniería Comercial para dedicarse a generar, en primera instancia, extrañeza ante un atónito usuario de un celular con un absurdo, pero chistoso reels, video, historia, o lo que sea en redes sociales. Hace años que andaba por la vida grabando lo que fuese. Para algunos bien y para otros no tanto, como la siguiente historia:
En 2018 los hinchas de Universidad Católica aún lo recuerdan a regañadientes, cuando en plena ceremonia de los Copihues de Oro, en 2018, sacó el segundo lugar como Youtuber tras perder con un niño de 10 años: el "Monito Vidal’’, hijo del crack de La Roja y Colo Colo. En esa oportunidad, Castillo no dudó en tomarse la medalla de plata con una particular humorada. Cuando se enteró del resultado, se abrió la camisa, sacó su celular, lo miró, se descolocó la corbata, infló su pecho y mostró una camiseta del equipo de San Carlos de Apoquindo, aludiendo a un segundo lugar, mochila que por años el club arrastra en el balompié nacional. Para ser franco, en esos tiempos...
Pero fue un chiste. El tipo es liviano, es simpático y transversal. No por algo tiene un pergamino de casi dos millones y medio de usuarios en Instagram, a punta de piezas audiovisuales que hacen reír o al menos sorprenderse. Menos la de 2022, cuando debió pedir disculpas por un Tiktok, donde simulaba atropellar a una joven. Tuvo que borrarlo. O cuando algunos usuarios de las redes sociales lo funaron por llevar al influencer estadounidense Speed a un café con piernas.
Lo cierto es que Castillo atrae, seduce a las cámaras de Fiebre de Baile y ¿por qué llegó ahí?
En el papel, Princesa Alba, apareció ayer públicamente señalando en el programa que a él no lo conocía tanto, pero que lo invitó al espacio de baile "porque me contó que ganaba todas las alianzas del colegio’’. Puede ser, pero creo que esto obedece a un viral que se produce justo para unas Fiestas Patrias: pleno 18 de septiembre de 2023 en República Dominicana. Pollo Castillo de vacaciones, en un resort, decidió participar en un concurso de baile entre todos los huéspedes de un alhajado hotel. Jocoso, hilarante y humilde. Más allá de la técnica es la patudez. Un viral de carne y hueso.









