Constanza Santa María y el desafío de la televisión pública en Chile
Que una periodista, desde la televisión pública, sea capaz de fiscalizar al poder real con evidencia, claridad y sin sensacionalismo, es un acto que merece ser destacado.
En los talleres que llevo haciendo a padres, madres y apoderados y en otras ocasiones, con docentes en Establecimientos Educativos privados y públicos, siempre parece una conclusión triste: la soledad de la infancia.
En la temprana infancia, muchas colegas de jardines infantiles me comentan que cuando llegan con sus familias a los establecimientos, las madres (que son las principales "brujas de las pantallas"), los traen viendo su smartphone, entonces lloran cuando los dejan y se desregulan.
Entonces es triste constatar que los niños y niñas lloran, no porque se separan un rato de sus madres, sino de sus dispositivos celulares. En este mismo tenor, en otro taller, una colega señala que una niña de 5 años le comentó que "quiere ser celular cuando más grande, para que su mamá la tome en cuenta". Este relato que resulta desgarrador da cuenta de la soledad de la infancia. Toda la audiencia estuvo en silencio y muchos y muchos reflexionaron después: ¿Qué diría mi hijo/a si le preguntaran eso?
Por otra parte, en otra instancia, una profesora de un colegio expresa que se le ocurrió calmar a su niño de 2 años, con el "chupete digital" en vez del tradicional y que ahora vive la dificultad de la adicción a las pantallas, con un niño que lleva una semana llorando. Conversamos acerca de lo difícil de esta esta situación y que era mejor y más saludable para ella, sostener una pataleta de un niño de 2 años que, de 16, y que sin lugar a dudas los efectos iban a disminuirse prontamente, de hecho, ella ya estaba notando que volvió a jugar con ella y su pareja y que se agilizó el habla de su hijo, que ella, siendo profesora, se dio cuenta y que ¡Logró volver a querer ir a la plaza a jugar con ella!
La infancia nos necesita como adultos cuidadores, un aparato tecnológico no reemplaza los vínculos presenciales. Un aparato tecnológico no genera apego. Sé que la vida atareada que hoy vivimos, nos impide conciliar el trabajo fuera y dentro de casa con el ejercicio de nuestros roles de padre, madre, o cuidador principal, pero no podemos "mirar a un lado y dejar que se críen solas y solos", en un momento de su desarrollo vital tan relevante como la temprana infancia.
He visto niños y niñas con familias de poder adquisitivo que no tienen "agenda" para jugar con padres, ni aburrirse, entre el colegio y talleres extraprogramáticos... ¿ven a sus progenitores en esa completa agenda? he visto niño/as que se quedan solos y solas en casa en las tardes, después del colegio, porque sus madres viven solas y trabajan fuera de casa. Y tiene 3, 4 y 5 años.
Tratemos de articular redes con nuestra familia extensa, el padre o madre de nuestros hijo/as, aunque estemos separado/as, ya que no somos reemplazables por la TV, la Tablet y menos aún nuestro propio smartphone con todas las RRSS que tenemos. No olvidemos que el cerebro de nuestros niños y niñas está en formación y no podemos seguir aceptando cifras tan complejas de depresión y ansiedad en la temprana infancia. Niños y niñas con problemas de salud mental, serán adultos más proclives a seguirlas padeciendo o intensificando los cuadros de base. Como dice Cyrulnick, la infancia marca, pero no determina... pero esas marcas o se profundizarán o deberemos repararlas, lo que a veces no es tan fácil o posible.
Que una periodista, desde la televisión pública, sea capaz de fiscalizar al poder real con evidencia, claridad y sin sensacionalismo, es un acto que merece ser destacado.
En los talleres que llevo haciendo a padres, madres y apoderados y en otras ocasiones, con docentes en Establecimientos Educativos privados y públicos, siempre parece una conclusión triste: la soledad de la infancia.