• 14 SEP DE 2024

Sorry, no tengo filtro | El guardaespaldas

Daniela Aránguiz | @capitandibujo

Si ustedes conocen mi historia sabrán que pasé un momento muy terrible en mi vida cuando fui víctima de un secuestro express en Brasil. Después de ese episodio tomé la decisión de alejarme por un tiempo de ese país, el cual considero tan parte de mi como Chile. Cuando decido volver, con millones de miedos y dudas, me encuentro con la novedad que ahora tendría un guardaespaldas, y sobre eso les quiero contar hoy. 

Corría el año 2012 cuando me comunican que tenía que bajar a la terraza de mi edificio a conocer al que sería mi guardaespaldas. Con una total desmotivación bajé el ascensor, mientras me hacía la idea de que ahora tendría a un señor persiguiéndome y espiándome prácticamente las 24 horas del día. Al abrir esa puerta, en un día soleado, lo primero que veo es un hombre todo tatuado, enorme y armado, era como Max Steel en tamaño real. Mi primer pensamiento fue ¿mi marido sabrá que este es el hombre que me va a cuidar? Chiquillas imagínense a un moreno, con los ojos pardos, una naricita respingada y con los brazos más marcados que había visto en mi vida. 

Con el tiempo me comenzó a acompañar a todas mis actividades diarias: largas esperas afuera de la escuela de natación donde llevaba a los niños, al supermercado e incluso cuando me juntaba a tomar café con mis amigas. Al principio me esperaba en un lugar alejado, pero donde pudiese verme, ahí es cuando con mis amigas aprovechábamos a copuchar sobre él. Era nuestra entretención diaria y el nuevo amor platónico de muchas de ellas, además del dueño de sus más íntimas fantasías eróticas. Todo esto hasta que un día me encontraba sola y lo invité a sentarse conmigo,  desde ese momento sentí que gané un amigo, al punto en que terminó siendo mi confidente. Con él me reí, así como también le conté grandes penas y frustraciones. 

Chiquillas me sentía como Whitney Houston, intocable, protegida y ahora no me imaginaba mi día a día sin él. Lo peor de todo esto es que además de ser mino, era simpático. Les juro que era como convivir con una tentación permanente.

Al pasar el tiempo me enfrenté a una decepción amorosa, de esas que ustedes ya conocen y se pueden imaginar y sí, ahí estaba él para mi nuevamente. Me encontraba con un buzo roñoso y el rímel todo corrido, cuando de repente toma mi mano y me dice "una mujer como tú no merece botar ni una lágrima por nadie. Si yo fuera él me dedicaría a que tus lágrimas fueran solo de risa". Ahí es cuando me pregunté ¿será que le gusto y nunca me había dado cuenta? Automáticamente pensé ¡¡NO PUEDO!!! 


Síguenos en: Google News


Meses después llegó el día que abandonaba completamente Brasil. Con toda mi casa dentro de un camión nos fuimos a tomar nuestro último café y ahí es cuando con su voz ronca y masculina me dice "Daniela, quizás no vuelva a verte, pero quiero que sepas que eres una mujer increíble y aunque sé que esto es imposible, quiero decirte que siempre sentí cosas por ti. Ojalá algún día tener una mujer tan completa como tú a mi lado". En ese momento quedé en shock, así que solo atiné a pedir la cuenta y despedirnos. Pero ahora viene lo entretenido. 

Habían pasado un par de años cuando decidí volver a Brasil para visitar a una de mis mejores amigas. Coordinamos para juntarnos en un bar para algo "tranqui", pero lo que no sabía es que luego de unas cervezas se me ocurriría una idea ¿por qué no llamar al que había sido mi guardaespaldas? Para mi sorpresa, después de una llamada lo veo entrando por la puerta de ese bar. Seguía igual de guapo que la última vez que lo vi. Cuando llegó el momento de irme , él seguía cumpliendo el mismo rol de protector que siempre y así fue como me escoltó hasta la puerta de mi auto. Ahora era nuestra segunda despedida, pero esta vez fue diferente, porque sí chiquillas ¡¡nos besamos!! Y como dicen por ahí: besos y abrazos no quitan pedazos.