• 12 SEP DE 2024

Sorry, no tengo filtro | Una noche en la ciudad del sol

Daniela Aránguiz | @capitandibujo

Siempre escuché de los típicos viajes de amigas y a los 23 mientras cocinaba y cambiaba pañales, me imaginaba viviendo las historias que ellas me contaban: shots, perreitos hasta el piso y encuentros casuales, y si después de tanto tiempo ese día por fin llegó.

Julio del 2024

Ahí estaba yo junto a mi mejor amiga, en la ciudad del sol y en medio  de una tormenta tropical me dirigía en mi jeepeta arrendada, con la música a todo lo que daba a encontrarme con la "Fiera". Caminando como toda una felina, bronceada y con un ajustado y corto vestido de leopardo, se sube a mi auto, en ese momento supe que iba a ser una noche inolvidable, porque nos dirigíamos al famosa discoteque Perro Negro en Wynwood.

Al entrar nos recibía un pequeño bar con un cartel iluminado que nos daba la primera señal de la noche "Dale duro", ahí es cuando escucho a la prendida de la Fer incitándonos a ponernos a tono, y así fue como nos tomamos no uno, sino que dos shots. Entre salud y risas entramos a la pista de baile, mientras hombres de diferentes países dirigían sus miradas hacia nosotras. Colombianos, españoles, italianos y los cuenteros de los argentinos, nos invitaban a ser parte de sus exclusivas mesas VIP.  Les juro que me sentí como si fuéramos "Los Ángeles de Charlie".

Mientras lo dábamos todo con nuestros mejores y prohibidos pasos de baile, se nos acerca un amigo de la Fer, quien era parte del staff ofreciéndonos abundantes copas de Aperol, cuando al oído con el típico acento boricua y una gran sonrisa nos dice "Chicas los hombres están pidiendo botellas por ustedes, estamos felices de tenerlas aquí, así que se me portan bien", acto seguido nos miramos entre nosotras y nos preguntamos ¿QQué chucha nos quiso decir con eso? ¿Parecemos trabajadoras de la noche?


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Al pasar las horas los tequilas comenzaron a hacer su efecto y volvió a mí el arte de la seducción, cuando sin querer queriendo, me tropecé en los brazos del que había llamado mi atención. "Que problema, una chilena po" fue lo primero que me dijo, su nombre era Valentín, 1,90, rubio, con los ojos tan azules que me podía perder en ellos y una piel abrazada por el sol y la tinta de sus tatuajes. En un abrir y cerrar de ojos estábamos bailando y coqueteando. Me encantaba ser una desconocida para él y para todos los que estaban ahí o por lo menos eso creía, hasta que llegó el ritual básico de las mujeres en la disco, ir todas juntas al baño, ahí me di cuenta que no estaba pasando tan piola cuando un enorme guardia nos grita a todo volumen "las vi en el reality".

Al volver a la mesa el reguetón se comenzó a poner más intenso y con ello los italianos también. La fiesta estaba casi por terminar cuando escucho a uno de la mesa invitarnos al temido after, en eso Valentín me mira y con sus enormes manos me abraza y me dice "yo quiero un after contigo, pero te advierto, te voy a destrozar" ¡¡CHIQUILLAS!! Quedé hela’ ¿era normal que te inviten a tener sexo cuando recién te conocen? Creo que todavía no estoy preparada para eso. Ante esa propuesta indecente solo respondí "noooo, a mí ya me han destrozado mucho el corazón" cuando entre risas la Fiera me dice "ridícula, te quieren destrozar otra cosa".

Aunque no voy a negar que ese hombre era el sueño de muchas y era todo lo que las mujeres queremos para una noche de pasión, chiquillas yo no pude. Nunca he podido ser desleal a lo que siento y esa noche no sería la excepción. A pesar de que siempre había imaginado una noche de amigas con anécdotas inolvidables, ese día tuve que rechazar esa propuesta, porque en mi mente y quizás en un pedacito de mi corazón ya existe otra persona, y más adelante les contaré de él...