Ya hace un rato los escolares están en período de vacaciones, las cuales en la mayoría de los casos, no coinciden ni en la extensión y a veces ni siquiera en los tiempos de cuidadores principales que trabajan fuera de casa... y menos en las que trabajan dentro de casa, que en general son las mujeres, que realizan las labores de esta índole, no remuneradas, sin descanso alguno.
En este contexto, para algunas familias, las vaciones entonces no necesariamente son tiempos de descanso, sino de estrés: de buscar con quién dejar a los hijo/as, de “negociar” con el otro progenitor si se está separado de éste o de incluso “ir con los hijo/as a la pega”. De esta forma, ojalá hubiera políticas públicas que encarnaran la necesaria conciliación familia/trabajo, entendiendo la familia con todas la múltipes formas posibles que ésta presenta; además de las anheladas 40 horas laborales y, por último, trabajar en funciones del hogar de manera equitativa (dejando atrás la lógica machista, del “yo te ayudo”).
En este contexto, claro que resulta mucho más fácil usar la niñera electrónica o el chupete digital para que los hijo/as se entretengan, perdiendo de vista los daños que produce (a lo cuales me he referido en columnas anteriores). La invitación es a no sentir culpa, sino que velar por que los hijo/as e hija/as no estén 24/7 pegados a las pantallas, lo cual sólo se logra si criamos en redes de apoyo.
En vez de buscar culpables, ya que como me expresé anteriormente, la gran responsabilidad la tiene la sociedad en que vivimos, su vertiginosa vida, su individualismo, la comptenecia y el consumismo como valores, entonces la invitación es a proponer soluciones en conjunto, teniendo en cuenta el sistema que habitamos.
Primero, esperando que “el viejito pascuero” no haya traído un celular o tablet a sus hijo/as, es importante que en las vacaciones tengamos todos tiempo de descanso y desconexión (lo que también involucra pantallas, para los niños y niñas y los adultos). De esta forma, aproveche de compartir tiempo con sus hijo/as, sin tener usted mismo, el celular en la mano mientras conversa o juega con ello/as, de acuerdo a las edades de éstos. Tampoco se sienta mal si no tiene vacaciones y el otro progenitor, del cual se encuentra separado/a sí tiene, y le pide salir con ellos y éstos lo desean, esto puede ser muy saludable para la salud mental de sus hijo/as. Recuerde que “cambiar de telón” también nos ayuda a desconectar y descansar. Si su relación con sus hijo/as es positiva, esto no va cambiar porque pasen un tiempo estival con el otro progenitor. Las relaciones se contruyen en el tiempo.
También ayuda a tener un buen descanso definiendo en conjunto cuál será el tiempo de vacaciones, de qué forma y con quién y dónde lo efectuará, teniendo presente que lo más relevante es descansar, cambiar rutinas, dormir más de 8 horas y ojalá, hacer actividades física y estar al aire libre. Y reitero, desconectarse de las pantallas y estableciendon límites con las jefaturas si se trabaja así, respendo su descanso legal.
No olvide que las certezas nos tranquilizan psicológicamente y por ello, es positivo tener una planificación, no rígida, pero consensuada, con los diferentes miembros de la familia, que le permitan a usted también como cuiddaor principal, un merecido descanso. Para cuidar a un niño, niña o adolescente, debemos cuidarnos nosotros primero.