Esta pregunta es bastante frecuente en madres, padres o cuidadores principales y muchas veces es un tema muy complejo, ya que no hay acuerdo entre los adultos que crían al niño/a.
La primero, es que mientras podamos retrasar la entrega de una pantalla, es mejor. Esto no quiere decir que dejemos aislado del mundo social a nuestro niño/a, sino que no es deseable para su salud física y mental tener celular precozmente. Pensemos en que a los adultos nos cuesta controlar el uso de éste, por ejemplo: ¿cuántas veces nos hemos vuelto a casa, “porque dejamos el celular y es mi vida”?. Entonces, autoregulación no existe en la temprana infancia, sino regulación progesiva y modulada por nosotro/s mismo/as como adultos.
En segundo lugar, se aconseja que haya un acuerdo relacional entre quieren cuidan al niño/a. Es muy frecuente que no lo haya, incluso si los padres viven juntos, y más aún si están separados. Esta conversación debe hacerse primero entonces entre los adultos que crían al niño/a y comunicarla a todo/as los que lo rodean y no dejar que el abuelo o abuela o quien sea, le compre un celular sin el consentimiento de los adultos cuidadores principales ¡No tema quedar mal con su padre o madre!
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En la crianza es necesario que haya una sola voz y que ésta sea consistente, por ejemplo, entre hermano/as tener la misma regla. Como tercera idea importante, si se divorció o separó de forma compleja, por un engaño, o cualquier desacuerdo de pareja que suscita rabia o pena, lo primero es vivir el duelo en compañía de adultos significativos y si esto no es suficiente, buscar ayuda profesional. No creer que con dar un celular, se va a minimizar la comunicación suya con el otro progenitor. Al revés, he visto muchos casos, en que desde la rabia, se habilita un celular, para mantener la comunicación del niño/a con el adulto que no tiene el cuidado personal del niño/a, contraviniendo la regla que existía previo al quiebre.
Sé que es complejo separar el ser pareja de ser padre, madre o cuidador principal, pero es relevante no “ponerlos al medio” en nuestros conflictos adultos. En cuarto lugar, luego de ponerse de acuerdo como familia, le sugiero hablar con lo/as cuidadores principales de los amigos y amigas de sus hijo/as, para tomar una postura común. Así, es mucho más sencillo, ya que no se trasforma uno en la “bruja mala” (todos los estudios dan cuenta que es la mujer que tiende a regular, siendo el tema de género relevante), haciendo que las familias afines compartan reglas parecidas. Además, dados los avances en la tecnología, es importante que al momento de hacerlo, mostremos a nuestros hijo/as todos los riesgos de los que deben protegerse, tales como: no hablar con desconocidos, dar datos personales o subir fotos públicas de sí mismo/as, así como cuidar el lenguaje que se usa. Hay incluso teléfonos a la “antigua” que sólo posibilitan hacer llamadas; lo cual es una buena forma de iniciar este proceso.
Es deseable también que desde el sistema escolar haya directrices en torno al uso del celular y que éstas sean convenidas con los padres, madres o cuidadores principales. De esta forma, podemos generara auto y co cuidado desde la familia de los riesgos a los que nuestros niño/as se ven expuestos en las redes sociales, utilizando la tecnología a favor y no en contra.
