Primero que todo, aunque crean que soy amargo, es mi personaje. Nada más que eso. Y sí, soy sensible, a tal punto que me emocioné con alguna lágrima por ahí, luego de los innumerables mensajes de cariño que me han llegado desde que este pasado viernes renunciara a un proyecto al cual me sumé con mucha alegría hace más de un año: el gran “Zona De Estrellas”.
Y lo digo elocuentemente, por la calidad y cualidad de cada una de las personas y profesionales que conforman este gran espacio.
Dije hace unas semanas a mi regreso “columnístico” que no hablaría de mí, pero por ustedes estoy acá dando cara y entregando las explicaciones de mi salida de Zona Latina. Es que claro, seguro se enteraron por diversos medios que no faltan a la verdad, pero sí dejan en el tintero cosas relevantes.
Insisto, les dije que no hablaría de mí. Mis disculpas. Pero es que no aguanto. Y continúo.
Es que estoy cansado. Ya son 49 años, el cuerpo no responde igual que a los 30; las responsabilidades no son las mismas, las prioridades tampoco y estoy en proyectos nuevos que me tienen muy entusiasmado y hoy opto por la sanidad mental y por mi tranquilidad, ambos estados que en este último tiempo no he manejado bien.
Dicen que los cambios siempre son para mejor y, para serles franco, yo no lo veo tan así, pues depende del cambio y de qué tipo de cambio. Hay buenos y malos cambios. En este caso, yo soy más taxativo y mi paso al lado es indudable cuando las cosas no andan bien.
Reitero el término sanidad mental, porque un episodio se me vino a la cabeza, y es precisamente cuando se me culpó injustamente de la salida de una compañera, Mariela Sotomayor. E incluso, callaré las verdades que me desmintieron, porque si no estaría abusando de mi calidad de columnista. No busco polemizar más allá, sólo me interesa que algún día se sepa la verdad, porque así me conocen. Así soy yo, pecho a las balas. Cuando me equivoco lo reconozco y pido las disculpas y cuando se falta a la verdad soy el primero en saltar y decir: “Eso no es cierto”.
Mariela: espero que ya sepas todo lo que pasó y te des cuenta que no fui el protagonista. Siempre agradecido de ti.
Zona Latina me hizo volver a las pantallas y en uno de los roles que más disfruto, el de comentar y analizar a los medios y a sus celebridades, y destacar, sin duda, a mis compañeros de trabajo en este tiempo.
Me hice de un amigo. Gracias Marito Velasco, gracias por abrir tu casa y tu corazón. Gracias por dejar que conociera mas de tu vida. Gracias gran "anfibio''. Atención medios de comunicación: se han farreado por años a un comunicador increíble, profesional, mateo, imperturbable ante la adversidad y sobre todo buena persona, de esos que realmente faltan hoy en televisión abierta.
Mi "profesor'' Joche, el que me enseñó de su humildad. ¡Cariños Cordobés! Nos volveremos a ver...Estoy seguro.
Cecilia (Gutiérrez, la que sabe todo), Mía (su hija) y Salvador (su esposo), gracias por todo su aprecio. Eres la mejor reportera que nunca había conocido.
Para qué hablar de ti Raquel, si ya te lo dije todo hace un par de días. Desde "1810'' que nos vemos las caras y el corazón. Cuando me enamoré de tu talento y de tu calidad como persona. Imborrable.
Manu: cuántas discusiones sin terminar tuvimos ambos. Me encantaría tener tu templanza, de ser como tú, tal vez no hubiese renunciado. Te admiro esa parte de tu carácter
A todos los quise, y fue recíproco.
Ahora, Tarzán es mi copiloto... en mi regreso al teatro.