China rompe esquemas climáticos y desafía a Estados Unidos con ambicioso plan verde
Pekín promete una revolución energética en la próxima década, impulsando renovables y reducción de emisiones mientras Washington sigue su propio camino.
Pekín promete una revolución energética en la próxima década, impulsando renovables y reducción de emisiones mientras Washington sigue su propio camino.
En un movimiento que marca un hito en la política ambiental mundial, China anunció un plan para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero durante los próximos diez años, consolidándose como un actor central en la agenda climática global. El país, actualmente el mayor emisor del mundo, proyecta disminuir su contaminación en un porcentaje significativo, acompañando esta meta con una expansión masiva de energías renovables que multiplica por seis su capacidad instalada respecto a 2020.
El anuncio del presidente chino se produjo en la Asamblea General de la ONU, donde destacó que la transición hacia una economía baja en carbono no es solo necesaria, sino inevitable. La apuesta de Pekín se centra en duplicar sus energías limpias y en asegurar que los combustibles no fósiles representen una parte considerable de su consumo energético total. Este enfoque refleja la intención de China de mantener estabilidad en su estrategia climática, aunque algunos expertos consideran que la meta de reducción podría ser más ambiciosa.
El puente se eleva a 625 metros sobre el río Beipan.
Mientras China refuerza su liderazgo verde, Estados Unidos ha seguido un camino opuesto, defendiendo el uso de combustibles fósiles y cuestionando acuerdos internacionales sobre el clima. Esta divergencia marca un claro contraste entre las dos potencias y evidencia las dificultades para coordinar esfuerzos globales frente a la crisis climática.
A pesar de las críticas sobre la moderación de sus objetivos, China mantiene un papel clave en el impulso de la acción climática mundial. Con inversiones estimadas en billones de dólares para expandir la infraestructura de energía limpia, el país no solo apunta a reducir emisiones, sino también a generar millones de empleos verdes y estimular un desarrollo económico sostenible.
El desafío climático para China es enorme, especialmente ante los riesgos que enfrentan sus ciudades costeras y la presión por cumplir compromisos internacionales. Sin embargo, el enfoque del país combina protección ambiental con crecimiento económico, presentando un modelo que podría inspirar a otras naciones en la próxima década.
Con esta estrategia, Pekín no solo busca liderar la revolución verde en Asia, sino también enviar un mensaje claro al mundo: la transición hacia energías limpias es el camino inevitable, y la acción global es indispensable para enfrentar la emergencia climática.
Pekín promete una revolución energética en la próxima década, impulsando renovables y reducción de emisiones mientras Washington sigue su propio camino.
El atentado ocurrió el jueves pasado.
A juicio del jefe de Estado, anticipar las fiestas de diciembre es una forma de defender el derecho a la felicidad, a la alegría.