URGENTE | Falleció Pepe Mujica, expresidente de Uruguay, a los 89 años
El exmandatario enfrentaba un agresivo cáncer de esófago que lo tenía sumamente debilitado.
Una cena privada con Donald Trump, ofrecida como recompensa a los mayores compradores de su criptomoneda, ha encendido las alertas entre expertos y legisladores en Estados Unidos
Donald Trump vuelve a estar en el centro de la polémica, esta vez por una cena exclusiva organizada para los principales inversores de su criptomoneda, $TRUMP. El evento, que se celebraría en uno de sus campos de golf, fue presentado como un incentivo para quienes compraron grandes cantidades del activo digital que lleva su nombre. Algunos de los participantes más destacados incluso recibirían un recorrido privado por la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos vuelve a la guerra comercial ahora con aranceles a películas extranjeras.
La iniciativa ha sido fuertemente criticada por generar un posible conflicto de interés, al vincular recompensas personales con la promoción de una moneda digital estrechamente asociada al presidente y a su entorno. Organizaciones de ética y varios legisladores han expresado preocupación por lo que consideran una peligrosa mezcla entre negocios privados y actividades políticas.
La criptomoneda $TRUMP ha ganado valor rápidamente desde su lanzamiento, en parte gracias a la promoción constante desde círculos afines al mandatario. Sin embargo, el hecho de que gran parte del suministro esté en manos de entidades vinculadas a Trump ha hecho saltar las alarmas.
Una de las principales controversias gira en torno a una tabla de clasificación creada para premiar a los mayores compradores de $TRUMP, otorgándoles acceso a eventos exclusivos con el mandatario. Para algunos observadores, esto representa una forma de monetizar el acceso al poder político, vulnerando principios básicos de transparencia y equidad.
Ante esta situación, diversos congresistas han solicitado una investigación formal para determinar si las acciones de Trump infringen normas legales o éticas, subrayando la necesidad de garantizar una clara separación entre intereses económicos personales y funciones públicas.
El exmandatario enfrentaba un agresivo cáncer de esófago que lo tenía sumamente debilitado.
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El Presidente de Uruguay, de 89 años, aseguró en enero que no se sometería a ningún tipo de tratamiento contra la enfermedad.