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La generación Millennial sigue viendo la vivienda como una forma de construir patrimonio, aunque lo hace de manera distinta a las generaciones anteriores.
Los cambios demográficos en Chile han sido acelerados. Según datos preliminares del censo de 2024, el tamaño promedio de los hogares bajó de 4 personas en 1992 a 2,8 personas en la actualidad. Este fenómeno refleja una tendencia hacia familias más pequeñas, mayor número de hogares unipersonales y una composición de vivienda distinta a la de generaciones pasadas.
El perfil de los compradores también está evolucionando. La generación Millennial sigue viendo la vivienda como una forma de construir patrimonio, aunque lo hace de manera distinta a las generaciones anteriores: postergan la compra hasta después de los 30 años y buscan proyectos que les otorguen valor y estabilidad a largo plazo. Por su parte, los Baby Boomers continúan siendo actores relevantes del mercado, ya que muchos de e llos adquieren propiedades como una forma de inversión o generación de rentas, aprovechando que en su mayoría ya cuentan con su vivienda principal pagada. En contraste, las generaciones más jóvenes tienden a priorizar la movilidad, la flexibilidad y el arriendo, optando por viviendas de uso más dinámico y adaptable. En este nuevo escenario, construir bajo los modelos tradicionales ya no basta.
"Hoy las inmobiliarias enfrentamos un gran desafío: comprender los cambios que están ocurriendo, evolucionar y desarrollar proyectos que respondan realmente a las nuevas formas de vivir", señala Patricia Villagra Islas , Gerente de Marketing de CFL Inmobiliaria. "Las personas buscan espacios que se disfruten, con terrazas y jardines propios, cocinas amplias y dormitorios cómodos. Ya no se trata solo de tener una vivienda, sino de habitar un lugar que les permita vivir mejor."
La estética del próximo año viene con un mood más curado pero sin perder libertad.
Este fenómeno plantea importantes desafíos para toda la industria inmobiliaria. Por un lado, está la necesidad de ofrecer proyectos más flexibles, eficientes y sostenibles, capaces de adaptarse a estilos de vida diversos y a nuevas configuraciones familiares. Por otro, surge la exigencia de repensar los espacios comunes, que ya no son vistos como un lujo, sino como una extensión del hogar donde se desarrollan actividades cotidianas, laborales y sociales.
Asimismo, el contexto económico y cultural exige una mirada más integral: los compradores actuales valoran el equilibrio entre ubicación, conectividad y bienestar, y esperan que los proyectos respondan no solo a la necesidad de adquirir una propiedad, sino también a la aspiración de construir una mejor calidad de vida.
CFL Inmobiliaria ha asumido este desafío desde hace años como parte de su propósito; construyendo edificios de baja altura en lugares periféricos alejados de la urbe pero conectados y con servicios de todo tipo. Además, han puesto énfasis en lograr departamentos con espacios más amplios y con áreas comunes de alto estándar, pensados para acompañar las nuevas formas de habitar y fortalecer el vínculo entre las personas y su entorno. Hemos tomado este desafío de manera concreta y hoy estamos desarrollando nuevos proyectos y etapas que centran su diseño y optimización en las verdaderas necesidades de las personas, como es el caso de Vista Parque Las Pircas, en Peñalolén, y Santa Teresa del Mar en Algarrobo, proyectos que ya se encuentran en desarrollo.
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La generación Millennial sigue viendo la vivienda como una forma de construir patrimonio, aunque lo hace de manera distinta a las generaciones anteriores.
La iniciativa incluye luminarias solares, cámaras autónomas y una sala de educación ambiental, consolidando al Parque Mahuida de La Reina como referente en sostenibilidad a nivel regional.