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La jornada estuvo marcada por un profundo simbolismo espiritual: dejando atrás la energía de El Ermitaño, carta asociada a la introspección y los procesos internos.
En una experiencia profundamente sensorial y emotiva, el pasado fin de semana se realizó en Sala Metrónomo un encuentro de fin de año guiado por Sultán de México, tarotista y místico chamánico, panelista del programa Pedro Engel en TV+ y colaborador en espacios de Canal 13.
La jornada estuvo marcada por un profundo simbolismo espiritual: dejando atrás la energía de El Ermitaño, carta asociada a la introspección y los procesos internos, los participantes fueron guiados en un ritual de cierre de ciclos y apertura del espíritu para recibir La Rueda del Año, arcano que, desde la mirada del tarot, define la energía que marcará el 2026. Este tránsito simbólico fue el eje del encuentro, invitando a soltar lo vivido y disponerse conscientemente a los cambios venideros.
Personas provenientes de distintas ciudades del país, como Concepción, Talca y Valparaíso, viajaron especialmente para ser parte de esta experiencia colectiva de renovación. A lo largo del encuentro, los asistentes meditaron, rieron, lloraron y bailaron, transitando por distintas capas emocionales en un espacio cuidadosamente contenido y guiado.
La atmósfera fue acompañada por una propuesta sonora envolvente a cargo del DJ Mohan Gopal, cuya curaduría musical y diseño de ambiente sostuvieron el viaje interior de principio a fin. La combinación de sonido, ritmo y silencio generó la sensación compartida de habitar un espacio fuera del tiempo cotidiano, casi como si se tratara de otro plano de conciencia.
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Más que un evento, la experiencia se vivió como un acto colectivo de sanación y presencia, donde personas que no se conocían previamente se encontraron desde la vulnerabilidad, el respeto y la escucha. La actividad en Sala Metrónomo se consolida así como una propuesta que integra espiritualidad contemporánea, ritualidad y música, abriendo un espacio distinto dentro de la agenda cultural de fin de año, donde el foco no solo estuvo en la celebración externa, sino en el trabajo interior compartido.
