Tras revelar que le quedan 6 meses de vida, el músico impactó desde la clínica a QTLD.
Un inesperado contacto telefónico tuvo Miguel Negro Piñera con el programa Qué te lo digo, donde emocionó al panel, luego de revelar que le quedan seis meses de vida por una leucemia
"Arriba los corazones, yo ya he vivido más de 7 vidas", dijo el músico desde la clínica, donde ayer comenzó a someterse a un duro tratamiento en medio del cáncer que lo afecta.
Más allá de la encrucijada en que está, el Negro Piñera dijo que "yo estoy la raja, estoy bien" y aseguró que "esto se filtró, me llamaban, me llamaban y no quería hablar la verdad, quería estar solito y tranquilito. Pero llegó con momento que ya no había cómo taparlo".
"Agradecí a Sebastián, ahora tengo 6 meses más para despedirme"
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El hombre de la eterna boina también emocionó al panel de QTLD, tras hablar en un tono de cierta despedida debido a la leucemia diagnosticada y un pronóstico, que fue confirmado por tres doctores diferentes.
Dijo estar agradecido "de Dios, de la vida, amigos, agradecido de todo mi Chile lindo y querido, porque la verdad que tuve la oportunidad de entregar a mi hermano querido".
"Mi hermano era como un padre para mí, y le he estado haciendo un homenaje, he estado actuando hace un año por todo Chile. He hecho más de 100 actuaciones en 10 meses, casi 10 actuaciones por mes", añadió.
"¿Qué más? Agradecí a Sebastián, ahora tengo 6 meses más para despedirme de mis amigos, de mi Chile lindo y querido. Voy a seguir cantando, estoy con el ánimo arriba", insistió el Negro Piñera.
"Me voy pleno, me voy lleno de felicidad y alegría, me voy orgulloso y con el pecho inflado de ser chileno, orgulloso de mi patria, de mi gente, del cariño que recibo", dijo hacia el final del contacto.
Y se despidió recordando a Sebastián Piñera, "me caló profundamente, mi hermanito me va a cuidar allá arriba, voy a llevar la guitarra. Vamos a hacer una fiesta arriba o abajo, puede ser en el infierno también".
Este verano 2025, el ilusionista realizará su gira y un impresionante acto de escapismo en el cráter del volcán Licancabur, a casi 6,000 metros de altura en el norte de Chile, inspirado en la leyenda de una esfera de cristal que se perdió en la laguna del volcán.