Una de las aristas de la segunda temporada de Gran Hermano que más dio que hablar, tuvo además un componente de la primera temporada. Hablamos de la relación amorosa entre Iñigo López y Eskarcita.
Ambos se conocieron tras la renuncia del primero, y comenzaron a desarrollar una complicidad que rápidamente los llevó a gustarse, e incluso a tener una relación amorosa.
Todo parecía ir bien, hasta que Iñigo volvió a entrar al encierro por un par de días junto a unas excompañeras, y junto a Karina Jerez y Camila Power, protagonizaron un beso de a tres.
Esto no le gustó mucho a Scarlette Galvez, nombre real de la influencer, pues su novio con Camila Power había tenido una especie de affaire al interior de la casa. Finalmente, el asunto provocó un quiebre en la relación.
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La conversación con la comediante, grabada días después de que se destapara el escándalo, se guardó bajo siete llaves.
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Pese a que el exfutbolista se esforzó para recuperar su relación, la chica que ganó el segundo lugar de la primera temporada se mostró estoica ante los medios, y aseguró que no volverían, pese a que se les vio juntos en un momento.
A varias semanas de la polémica, Iñigo parece más resignado. "Se puede hablar de lo que pasó, pero yo no voy a referirme a ella ni nada", dijo en el programa "Fuera del Área".
"Hubo personas, que no tenían nada que ver con la relación, que se aprovechan y tiran mala onda. Me pasó en la Teletón, en un momento tan bonito como que me estén atacando una persona que nunca vi en mi vida", agregó.
Finalmente, le cerró las puertas a la posibilidad de volver con su ex: "Ya fue, ya está atrás. No volvería a tener algo con ella ni nada. Ella yo creo que tampoco, así que cada uno por su lado. No tenemos ningún contacto, pero se aprendió. Fue un aprendizaje".