Hace varias semanas, Universidad Católica viene trabajando con Nicolás Castillo para que el delantero vuelva a su nivel máximo.
El ariete fue clave en el bicampeonato cruzado de 2016, dónde a punta de goles y buen fútbol llegó a la Roja, emigrando al fútbol portugués y mexicano.
Pero la trombosis que sufrió en 2019 truncó su ascenso. Un deambular que vino de la mano de pésimas decisiones que lo tiene condicional en la UC.
Y es que los cruzados no quieren sorpresas, por más que Castillo sea uno de los últimos referentes, poniendo varias reglas a su estadía en la precordillera.
Esto a raíz del incidente que Castillo tuvo con un funcionario del club de basquetbol de la Universidad de Chile, que no tiene nada que ver con Azul Azul, y a quien agredió a inicios de diciembre en San Carlos.
A raya
Es por eso que Nicolás tendrá una cláusula de comportamiento, con la idea de mantener los "valores cruzados" y evitar nuevos conflictos que dañen su imagen.
Asimismo, su rendimiento será evaluado por mes, con el objetivo de ver si es que es viable su renacer futbolístico con su salud, tras el incidente sufrido en México.
Castillo entrena desde julio en las instalaciones cruzadas y su último club fue el Juventude de Brasil, con quién descenso a la Serie B.