• 15 DIC DE 2025

Las casas de apuestas hacen su gran desembarco en la televisión

casa de apuesta | cedida

Betano se puede considerar uno de los casinos online confiables en Chile.

Los reality están de moda en todo el mundo. Te sientas en el sofá de tu casa, enciendes la tele y te encuentras con el capítulo del domingo de un reality de moda. De repente, en medio de la discusión más fuerte de la noche, uno de los participantes soltó algo como 'me voy a jugar un bono para calmar los nervios'. Nadie en el set dijo nada, pero en redes sociales como X (antes conocida como Twitter) explotó la polémica. ¿Fue espontáneo? ¿Le pagaron por decirlo? ¿O simplemente ya estamos tan acostumbrados a escuchar esas frases que ni nos damos cuenta? Lo cierto es que ese comentario, espontáneo o no, vale plata. Mucha plata. Y alguien la está poniendo sobre la mesa para que las casas de apuestas estén ahí, justo donde la gente mira, grita y comenta.

Porque el negocio de los casinos online confiables en Chile ya no es un nicho. Es un tanque. Y los datos parecen demostrar que es un mercado que no para de crecer. Lo más llamativo es que no abarca solo a los realities, sino también a toda la industria del entretenimiento. Según el último informe de la consultora inglesa Yield Sec publicado en agosto, durante 2024 el mercado movió 3.100 millones de dólares en ingresos brutos. Para que se den una idea, eso es más o menos lo que factura todo el retail de vestuario en un año bueno. Y la proyección para 2026, si es que no cambian mucho las reglas del juego, es llegar a 4.200 millones. Son números que hacen que cualquier gerente de marketing se le haga agua la boca.

Al ser el patrocinador de varios realitys y ademas ser el patrocinador principal de la liga de futbol en Argentina, Betano se puede considerar uno de los casinos online confiables en Chile. En este artícul veremos los motivos de estas estrategias y qué resultado puede tener a mediano y largo plazo en muchos sectores de la industria.

El dinero que nadie quiere decir en voz alta y que manda al mundo

Pregúntenle a cualquier productor de televisión o a cualquier presidente de club y le van a decir lo mismo: 'Los contratos son confidenciales'. Claro, nadie quiere que el rival sepa cuánto está pagando el otro. Pero las cifras igual se filtran. Siempre se filtran. Algunos reportes del mercado cuentan que en un canal grande un paquete completo de patrocinio en un reality que anda entre 10 y 15 puntos de rating cuesta entre 90 y 180 millones de pesos por temporada completa. ¿Qué incluye ese paquete? Todo: logo al inicio y al final del capítulo, menciones en vivo de los animadores, cápsulas de 15 segundos, publicaciones pagadas en las cuentas oficiales del programa, sorteos para los televidentes y, lo más jugoso, la posibilidad de que los mismos participantes hablen de la marca como si fuera algo natural.


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¿Parece mucho dinero? Depende con qué lo compare. Porque si lo ponemos al lado del fútbol, es casi plata chica. El último contrato grande que tuvo Universidad de Chile con una casa de apuestas, hasta diciembre de 2023, rondaba los 1.400 millones de pesos al año. Cuando ese vínculo terminó, el nuevo sponsor puso casi 2.500 millones sobre la mesa. En Colo-Colo hablan de cifras cercanas a los 2.800 millones anuales. Y en la ANFP, antes de que la Corte Suprema empezara a apretar, el campeonato entero con naming rights salía por 2.500 millones de pesos la temporada. O sea, estar en la camiseta de un equipo grande cuesta entre diez y quince veces más que aparecer en un reality de prime time.

Lo que pasa cuando cruzas la cordillera, el caso de la Argentina

Para entender hasta dónde puede llegar esto, basta mirar a Argentina. Desde julio de 2024 la primera división de allá se llama oficialmente Torneo Betano. El contrato es de 6 millones de dólares al año por tres temporadas, con opción a dos más. Hagan la conversión: son casi 5.800 millones de pesos chilenos cada doce meses solo por ponerle el nombre a la liga. Y no es solo el nombre. Incluye publicidad estática en los 28 estadios, presencia en todas las transmisiones de ESPN y TNT Sports, sorteos para los hinchas y hasta la posibilidad de que los relatores digan 'Torneo Betano' cada vez que nombran el campeonato. Acá todavía no llegamos a ese nivel de locura, pero varios presidentes de club ya sueñan con un "Campeonato Nacional Betano" o algo parecido.  

¿Realmente vale la pena pagar por un reality?

En términos de audiencia pura, sí vale la pena. Un capítulo peak de un reality puede llegar fácil a 1,8 o 2 millones de personas viendo en vivo más streaming. Eso no lo da ningún partido del fútbol chileno hoy, salvo un Superclásico o un Universitario en fase decisiva de Copa Libertadores. Además, el público de los realities es distinto: suelen tener entre 18 y 34 años, más femenino, más activo en redes sociales. 

Justo el perfil que las plataformas de apuestas quieren captar. Por eso no extraña que en los últimos tres años casi todos los programas grandes de Mega, Chilevisión y Canal 13 hayan tenido algún tipo de acuerdo con casas de apuestas, aunque los canales prefieran no dar nombres ni cifras exactas. 'Es publicidad como cualquier otra', declaran desde las gerencias de publicidad. Pero todos sabemos que no es cualquier publicidad.

Todo esto funciona mientras dura la zona gris 

El proyecto de ley que lleva dos años dando vueltas en el Congreso propone licencias de cinco años a un costo inicial de unas 1.000 UTM (hoy cerca de 78 millones de pesos), más un impuesto del 20 % sobre los ingresos brutos y servidores obligatorios en territorio chileno. Si la ley sale tal como está redactada ahora, el Estado calcula que va a recaudar entre 600 y 800 millones de dólares al año en impuestos. Para las plataformas eso significa pagar mucho más que ahora, pero también tener tranquilidad jurídica. 

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Para los clubes y los canales significa que el río de plata puede bajar un poco o cambiar de curso. Algunos estiman que los contratos podrían caer entre un 30 % y un 50 % una vez que entre en vigencia la regulación. Otros creen que no va a pasar nada porque las plataformas simplemente van a absorber el costo y seguirán pagando lo mismo.

Lo que pasa en la práctica con los clubes chicos y nadie parece prestar atención

No todo es Colo-Colo y la U. En los equipos más chicos los números son otros. Deportes La Serena fue el primer club chileno que tuvo una casa de apuestas como sponsor principal de camiseta, allá por 2021. El contrato inicial era de 400 o 500 millones de pesos al año. Para un club que peleaba el descenso, esa plata era oxígeno puro. Con eso pagaban sueldos, viajes y hasta pudieron traer un par de refuerzos extranjeros. 

Cuando el contrato terminó, el club quedó con un hueco enorme en el presupuesto. Lo mismo pasó con varios equipos de Primera B que vivieron dos o tres años dorados gracias a estos acuerdos y ahora están buscando desesperados cómo reemplazar esa plata.

La cara B que nadie quiere mostrar

Porque también hay otra cara. Según una encuesta publicada en 2025 el 78 % de los encuestados decía que estaba de acuerdo o muy de acuerdo con prohibir la publicidad de apuestas en televisión y en eventos deportivos. En el Congreso hay al menos tres proyectos que van en esa línea: uno que prohíbe directamente los logos en camisetas, otro que limita la publicidad en horarios protegidos y otro que obliga a las plataformas a destinar el 5 % de sus ganancias a campañas de prevención de ludopatía. 

Ninguno ha avanzado mucho, pero el ambiente está caldeado. Y cada vez que sale un reportaje sobre un joven que perdió la casa y auto por jugar online, la presión sube un poco más.

Lo que queda en limpio y que debes prestar atención

Hoy por hoy, aparecer como sponsor principal en un reality que anda bien en rating cuesta entre 90 y 200 millones de pesos por temporada. Estar en la camiseta de un club grande anda entre 1.400 y 2.800 millones al año. Y tener el naming rights de una liga como en Argentina sale 6 millones de dólares anuales. Son números que explican por qué los logos aparecen donde aparecen, por qué los animadores mencionan bonos de bienvenida como quien habla del tiempo y por qué los presidentes de club defienden estos contratos a capa y espada.

Porque al final alguien paga la fiesta. Los canales pueden hacer realities más caros, los clubes pueden pagar mejores sueldos y traer refuerzos, y las plataformas pueden seguir creciendo a tasas de dos dígitos. El que paga siempre, de una forma o de otra, es el mismo de siempre: el que se sienta frente a la tele o al celular y decide jugar 'solo una vez más'. Es por eso que la regulación debe ser justo y adecuada, para que cumpla el fin de ofrecer un entorno seguro a las personas.

La pregunta que queda flotando es cuánto tiempo más va a durar esta fiesta antes de que llegue la cuenta de verdad. Porque la música suena fuerte. Pero quizás el marco normativo creado por los legisladores empieza a recortar este tipo de experiencias.

Alejandro Villegas

Editor general, veranista empedernido e historiador del jet set nacional.
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