Niño de 2 años impactó en la calle: horrible accidente desde un edificio en Lota
La tragedia se produjo en el sector de Lota Bajo y vecinos están en shock.
En la era digital, una imagen - editada o no - y un texto puede valer más que un discurso. A días de la segunda vuelta entre Jeannette Jara y José Antonio Kast, especialistas y académicos advierten que los memes políticos ya no son simples chistes; sino herramientas de sofisticadas de segmentación y a veces, manipulación deliberada de la opinión pública.
Los memes políticos mezclan humor y mensajes ocultos para obtener una mayor difusión. Esa viralidad los convierte en el formato perfecto para viralizar acusaciones, fotos fuera de contexto o piezas editadas que parecen "pruebas" visuales. A su vez es una forma creativa para microsegmentar a las audiencias donde el fact-checking llega tarde o simplemente no llega.
En Chile, investigadores y análisis recientes demuestran que las campañas digitales combinan memes con otras tácticas - bots y cuentas cooridinadas - para maximizar el impacto en periodos electorales.
La segunda vuelta entre Jara y Kast se encuentra bajo un contexto de polarización mediática, política y sensible en temáticas de derechos sociales y seguridad pública. Por ejemplo, el famoso "depende" de Kast, la polémica respuesta del candidato en el debate organizado por ARCHI polarizó su modo de responder y se transformó en un meme.
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Jeannette Jara tampoco se queda atrás con los momentos memes, cuando en una entrevista en la Radio Pudahuel, a la candidata se le preguntó cuál había sido su primer trabajo, en la que esta responde que fue de temporera, sin embargo, no recordaba qué fruta exactamente cosechaba.
Si más bien gran parte de los memes son bajo un sentido de broma, igual pueden desalentar al voto popular, ya que las personas ven los debates con la esperanza de escuchar propuestas concretas, pero al ver acusaciones, confrontaciones personales, evasivas o "memes como armas" pueden sentirse decepcionados y decidir a no votar.
La polarización puede alejar a quienes tienen dudas o se consideran moderados, sienten que ninguna representa sus demandas realistas, por lo que prefieren anular o simplemente no votar.
Finalmente, la sobreexposición digital, en pantalla, la saturación de críticas y la falta de claridad, genera una desconfianza generalizada en el sistema electoral.
