Presidente Boric visitó el Claro Arena con su familia: emuló la chilena de Zampedri
El mandatario llegó hasta San Carlos de Apoquindo para ver el nuevo estadio de su equipo.
Sigue causando indignación, malestar y preocupación en la población chilena el caso del sicario venezolano que fue liberado por error, y que permanece prófugo de la justicia chilena.
Fue a comienzos de esta semana que se dio a conocer que Osmar Ferrer, como era conocido, fue dejado en libertad a las pocas horas de haber sido formalizado por el homicidio del Rey de Meiggs.
En un plazo menor a 15 minutos, la justicia emitió tres correos electrónicos a Gendarmería con tres directrices distintas: ordenando el ingreso a prisión, dejando a este sin efecto, y exigiendo nuevamente su aprisionamiento.
La institución uniformada solo tomó en consideración la segunda directriz, no así de la tercera, desatando así un error que ha sido calificado por muchos como un verdadero escándalo.
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El tema es que el criminal, cuyo nombre real resultó ser Alberto Carlos Mejía Hernández, al anticipar que sería intensamente buscado, buscó la forma de huir de la Región Metropolitana.
Para estos efectos, y según información de 24 Horas, el venezolano abordó la semana pasada un Uber desde Estación Central a Iquique, por un monto superior a los 2 millones y medio de pesos.
Fue el mismo conductor de la aplicación quien relató que Mejía le comentó que quería llegar a Perú. Tras conocerse esta información, se realizaron importantes operativos de búsqueda y obtención de información en Iquique.
No obstante, es importante señalar que la posibilidad de que el criminal se haya fugado es alta, pues este traslado al norte se dio la semana pasada, cuando el escándalo judicial de la liberación no era ni siquiera conocido.
De todas maneras, Carabineros y la PDI ya emitieron una orden de captura internacional para intentar dar con Mejía Hernández.
