Tribunal acredita abuso sexual de Felipe Berríos, pero lo sobresee por prescripción

El 34° Juzgado del Crimen de Santiago determinó que el sacerdote Felipe Berríos cometió un abuso sexual contra una menor de 15 años durante un retiro espiritual en el Santuario de Schoenstatt, en La Florida, en agosto de 2000. Según el fallo, el hecho constituye "una evidente vulneración sexual", afectando directamente el bien jurídico protegido. Sin embargo, la justicia decidió sobreseer definitivamente la causa debido a la prescripción de la acción penal, lo que significa que Berríos no enfrentará consecuencias penales por el tiempo transcurrido.

El caso, que ha generado controversia, pone en evidencia los desafíos de las víctimas de delitos sexuales en el sistema judicial chileno, especialmente cuando los hechos han prescrito. La investigación se originó tras una denuncia presentada por una mujer, apoyada por la Fundación para la Confianza, que acusó al sacerdote de actos de connotación sexual. A pesar de que Berríos se autodenunció en 2022 para esclarecer los hechos ante la justicia ordinaria, el proceso penal no avanzó en otras acusaciones debido a la falta de colaboración de algunas denunciantes o por prescripción.

Por su parte, la Compañía de Jesús expulsó a Berríos en 2024 tras un proceso canónico que acreditó "hechos de índole sexual" contra siete mujeres, entre 14 y 23 años, entre 1993 y 2009. Además, se le prohibió ejercer el sacerdocio y tener contacto con menores por 10 años, decisión que puede apelar. Berríos ha negado las acusaciones, calificando el proceso canónico como poco transparente y afirmando que los hechos imputados, como un "abrazo erotizado" en 2000, no corresponden a delitos graves.

Este caso se suma a otros escándalos de abuso en la Iglesia chilena, como el de Fernando Karadima, destacando la complejidad de abordar estas denuncias tanto en la justicia civil como canónica