• 23 JUN DE 2025

"No somos el final del camino, somos un puente": Trici-Hogar, la iniciativa que entrega dignidad sobre ruedas

Trici-hogar | Cedida

Tras conocer a Felipe, un hombre que vivía en situación de calle, Romina Chelen decidió crear una fundación que reemplaza los rucos por triciclos-refugio.

Una conversación en medio de una llovizna cambió por completo la vida de Romina Chelen. Al volver a Chile tras años en Europa, el contraste fue inmediato: la cantidad de personas viviendo en la calle la impactó profundamente. Fue entonces, paseando los perros de una amiga en Ñuñoa, cuando conoció a Felipe, un hombre que dormía en una precaria estructura hecha con ropa de cama, que se empapaba cada vez que llovía. Ese vínculo fue el origen de Trici-Hogar, una fundación que hoy propone una solución innovadora, humana y sostenible para personas en situación de calle: refugios móviles construidos sobre triciclos.

Romina Chelen - Cedida
Romina Chelen - Cedida

"Yo venía llegando de Suiza, donde no se ve gente viviendo en la calle, entonces tenía la mirada mucho más sensible. Felipe me dijo que si su casa tenía ruedas, la municipalidad no se la votaría. Lo grabé explicando su idea y lo compartí con mis amigos. En una semana teníamos un triciclo-refugio construido", relata Romina.

Esa experiencia marcó el inicio de un proyecto que busca convertirse en una alternativa real para quienes hoy habitan rucos. "Fue tan orgánico y tan necesario lo que hicimos, que sentí que tenía que escalar esto y darle un marco profesional. Hoy estoy armando la fundación con la ayuda de voluntarios, expertos y amigos que se han sumado sin pedir nada a cambio".


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El proyecto se estructura desde una Casa Central, que operará como sede de construcción de triciclos, centro de atención y espacio para acceder a servicios básicos como alimentación, duchas, lavandería, barbería y apoyo psicológico. También ofrecerá acceso a tecnología para realizar trámites, buscar trabajo y reconectar con redes personales.

Cada triciclo se entrega en modalidad de arriendo simbólico, manteniendo la propiedad en manos de la fundación. Están equipados con GPS y, mensualmente, voluntarios realizarán visitas a terreno para verificar su buen uso. "Este no es el final del camino, es un puente hacia una vivienda definitiva. Queremos que los beneficiarios valoren lo que reciben, por eso todo tiene un pequeño costo, que permite también dar sostenibilidad al modelo", explica.

El primer triciclo fue construido con fondos recaudados entre amistades. Hoy, Romina busca alianzas con empresas y municipios para llevar el proyecto a gran escala. "No es barato hacerlos, pero tampoco es imposible. Por eso estamos trabajando con un equipo técnico para estandarizar el diseño y presentarlo a instituciones que puedan apoyar".

Para Romina, el impacto va más allá de la estructura física. "Un ruco se moja, se desarma, lo botan. El triciclo permite moverse con dignidad, proteger tus pertenencias, y hasta generar ingresos si lo usas para vender cosas. No es definitivo, pero es un primer paso".

Actualmente, el proyecto se encuentra en etapa de formalización y difusión. Aunque por ahora solo se ha construido un triciclo-refugio, el objetivo es claro: crecer, replicar y visibilizar. "Mi sueño es tener una Casa Central funcionando, que otras regiones lo adopten y que la sociedad entienda que estas personas no son invisibles. Lo que proponemos es simple, pero puede cambiar vidas".

Gabriela Paredes

Periodista amante de la escritura, la música y los gatos.
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