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En las últimas horas se realizó la formalización de Christian González y José Miguel Baeza por la muerte del joven farmacéutico, Francisco Albornoz.
Hoy se conocieron detalles de lo que ocurrió entre los imputados, quienes se encuentran en prisión preventiva, y la víctima cuyo cuerpo fue encontrado en el río Tinguiririca.
En la primera parte de su declaración el médico ecuatoriano relata que conoció a José Miguel Baeza, chef de profesión y conocido como "Kai" el 3 de abril de este año a través de la aplicación Grindr. Ese mismo día mantuvieron relaciones sexuales en su departamento y continuaron con la comunicación.
En ese contexto este último le habría comentado a González que tenía una fantasía sexual la que le gustaría convertir en realidad, y que era estar de manera íntima con alguien más joven.
"En las conversaciones Kai me dio datos de personas a las que yo le podía comprar diversos tipos de drogas. También recuerdo que me dijo que tenía una especie de fantasía, en el sentido de estar con alguien más joven y que le agradaba conocerme porque ante él yo me veía joven", declaró el médico ecuatoriano.
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Encuentro fatal
Fue el 19 de mayo cuando conversaron sobre su próximo encuentro íntimo, pero ahora en el marco de un "trío", cita fijada para el 23 de mayo. Fue ahí donde el chef le comenta a González que llamaría a Albornoz.
"Yo le pedí fotos del amigo y lo único que me mostró fue parte del rostro de Francisco. Kai me dijo que era amigo de esta tercera persona y que tenía 25 años. Kai me propone juntarnos los tres a las once de la noche del 23 de mayo en mi departamento de la comuna de Ñuñoa, a lo que yo accedí", agregó González.
Para aquella jornada coordinaron el encuentro donde llevarían cocaína, limones y otros elementos para la actividad sexual.
Ya al interior del inmueble, señala, consumieron popper y cocaína en grandes cantidades, al mismo tiempo que mantenían relaciones sexuales, según relató.
Los primeros efectos
Tras el consumo, el médico ecuatoriano se sintió mal y comenzó a vomitar. Tras sentirse un poco mejor, volvió a la habitación y se encontró con Francisco en muy mal estado. Ya estaba convulsionando.
"No le sentía el pulso. Recuerdo que lo puse en el piso al lado de la cama y lo sostuve, y le dije a Kai que llamara la ambulancia, pero Kai me repetía continuamente que él no debía estar en mi casa, me decía textual: ‘No debo estar acá’, me dijo que se iba a ir a prisión", dijo González en su declaración.
"Kai me dice que había que ocultar el cuerpo. Me dijo si yo tenía una silla de ruedas o algo para trasladar el cuerpo de Francisco. Llegó a mi habitación con un cobertor azul oscuro (...) junto a Kai envolvimos el cuerpo con el cobertor", narró.
No dejaron evidencia
Una vez que ocultaron el cuerpo, ambos se dirigieron hacia el sur. Durante el trayecto, decidieron detenerse en un servicentro. "Sólo me bajé yo a comprar y Kai permaneció en el auto. Compré dos bebidas Coca Cola, unas papas fritas de esas que vienen en un envase tipo tubo. Esa compra la pagué en efectivo y me costó algo así como 5 mil pesos", relató González.
"Me subí a mi auto y manejé por la carretera hacia el sur. Kai encendió el tubo de las papas fritas. Me estacioné cerca de una caseta de SOS de color azul y Kai quemó el tubo y dentro de dicho tubo estaba el celular de Francisco. Esto fue a la orilla de carretera, de la Ruta 5 Sur. Kai se bajó del auto para quemar el teléfono. Yo me quedé al interior del auto", detalló.
