Baja la bencina, sube el precio de la parafina: ¿cuánto se deberá pagar ahora?
El precio de la parafina se dispara y preocupa a los chilenos, previo a la temporada de invierno.
Múltiples estudios dan cuenta que los niños y niñas que no tienen un acompañamiento de un adulto en su conexión con el mundo digital, presentan una serie de posibilidades de sufrir alteraciones, en distintos niveles y según las edades del niño o niña. Existe suficiente evidencia de que el uso prolongado de pantallas en niños y niñas puede generar problemas de autoestima, mermar el desarrollo cognitivo, producir problemas conductuales, generar atención deficiente, falta de control de la conducta, retraso del lenguaje y alterar la visión, además del ciclo sueño/vigilia y el peso; incluso algunas recientes investigaciones lo correlacionan con bajo rendimiento escolar y el menor desarrollo de empatía, o sea, la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás.
Durante la infancia el cerebro está en constante adaptación, vinculado a cambios del neurodesarrollo y procesos de plasticidad neuronal. Esto, de modo simple, puede entenderse como una paradoja; ya que si bien nunca recordamos nuestra temprana infancia (por ejemplo: no tenemos memoria consciente de nuestros cuatro años de edad, o menos, y a veces nos muestran fotografías y algo parecemos evocar) dicha etapa, es la más importante, en términos de nuestro bienestar o malestar psicológico... en términos de quienes seremos como adolescentes y adultos. Es como el radier de la casa o edificio, desde el cual luego vamos construyendo quienes somos, lo cual no determina, pero tiene un peso profundo en nuestra personalidad, que luego se va transformando con las nuevas experiencias que vamos viviendo en el mundo.
Pensemos en usted, quien lee este escrito: ¿cuántas veces no ha podido conciliar el sueño por estar pegado en su celular? o su pareja y -ojalá no su hijo/a- le rogó escucharlo y usted no podía dejar de mandar mensajes por WhatsApp a alguien? Si a uno como adulto, le cuesta poner límites con la tecnología, imagínese un niño o niña pequeño, que a veces no sabe hablar y sí sabe usar su celular... y lo contamos como gracia
Por de pronto, tres sugerencias relevantes y no por ello, complejas de cumplir:
Converse esto si cría con su pareja o alguien le apoya en esta labor, recuerde que no es posible hacer esta labor solo o sola, en red todas estas sugerencias resultan más eficaces y el trabajo colaborativo nos permite compartir responsabilidades y delegar funciones... todo por una infancia de nuestro/as niño/as más saludable.
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En el país, más de 55.000 estudiantes con autismo forman parte del sistema educativo formal, desde jardines infantiles hasta escuelas especiales, según cifras del Ministerio de Educación.