La paternidad es una experiencia distinta para cada uno. Hay quienes la buscan sin cesar a lo largo de sus vidas y se sienten profundamente llamados a cuidar de otros. Están incompletos sin procrear o sin tener a otro a quien decirle "hijo".
Para otros, llega de improviso y sin quererla. Quizás producto de un momento fugaz de placer, se quedan amarrados a un pequeño que les demanda recursos, esfuerzo, tiempo y cariño.
Ya sea algo buscado o una sorpresa, ser padre es un camino, sin duda, difícil. Aquellos que somos padres lo entendemos, y se trata de un camino que se recorre casi a ciegas. La única luz que recibimos para poder ejercer esta responsabilidad -que termina marcando la vida de todos y moldeando la forma en que cada uno será en su vida adulta- es el ejemplo que recibimos de nuestros propios padres o, en su ausencia, de nuestros más cercanos.
Pero incluso si esos modelos son negativos, tenemos la oportunidad de cuestionarlos, de no repetirlos.
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Ese es el valor de este libro. No se trata de una guía desde la expertise sicológica o religiosa. Se trata de una recopilación de experiencias, buenas y malas, reconocibles y deleznables. De cada una de ellas se puede extraer una lección que haga al lector reflexionar sobre su propia experiencia de paternidad, tomar conciencia sobre lo correcto y lo incorrecto de sus actos en su relación con los hijos, y enmendar rumbos si considera que lo puede hacer mejor. Y siempre se puede ser mejor padre. No importa lo buenos que nos consideremos, siempre podemos ser mejores.
