Hablar de competitividad en cualquier negocio o industria nos hace pensar de inmediato en empresas ‘rivales’ que se dedican a lo mismo que hacemos nosotros -con mayor o menor éxito-, y a quienes consideramos cuando aplicamos nuevas estrategias, maximizamos ganancias o creamos prácticas innovadoras para diferenciarnos del resto.
La competencia externa siempre está en la mente de cualquier gerente general, líder empresarial o CEO. Pero quizás sea momento de dar un giro a esta noción tradicional, dejar de mirar hacia afuera y buscar en cambio el avance y producción tanto individual como organizacional de manera interna, utilizando y mejorando los recursos que ya tenemos para destacar en mercados diversos.
Analicemos por ejemplo el término “competitividad” aplicado a la industria minera, una de las principales actividades de la economía chilena que actualmente aporta el 11 % del PIB nacional y es el área con mayor inversión extranjera, con un 33,3 % del total. Las faenas mineras no compiten entre unas y otras, sino que más bien buscan superarse a sí mismas con su propia producción.
Cada empresa minera tiene perfectamente identificado su rango de acción y la competencia se enfoca en mejorar la productividad interna, objetivo que si se logra, muestra efectos positivos en la organización de manera transversal. Esto también se refleja en el compromiso con las comunidades locales y con la sociedad en general a través de la mejora de su desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG).
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El informe de minería y metales de Deloitte Global, Tracking the Trends 2021, exploró las tendencias clave a las que se enfrentan las empresas de minería y metales en todo el mundo en un contexto de pandemia, analizó lo que el sector minero está haciendo bien y lo que necesita mejorar, además de ofrecer ejemplos de mejores prácticas. Dentro de ellas, destaca la resiliencia y la recuperación de la confianza como algunas de las herramientas más importantes.
Desde el punto de vista de los inversionistas, recobrar la confianza se refiere a encontrar nuevas formas de generar retornos consistentes, especialmente si consideramos que la actividad está recuperándose tras las interrupciones de la cadena de suministro que la pandemia puso de manifiesto. Desde la visión de los trabajadores, las empresas mineras están redefiniendo el liderazgo, adaptando la cultura del lugar de trabajo y comprometiéndose con el objetivo de cero accidentes a la par del aumento de la productividad.
Muchas veces ocurre que contamos con las energías y recursos necesarios para lograr éxito en determinada tarea, pero lo que falla es el foco, hacia dónde estamos apuntando con los recursos que tenemos. Enfocarse en la competencia interna no es únicamente un atributo de la industria minera, todas los sectores económicos pueden obtener mejores resultados si evitan la comparación con otros y en cambio, se dedican a trabajar los índices internos y buscar la forma de aumentarlos teniendo siempre como objetivo una visión integradora y colectiva que busque no sólo el crecimiento económico, sino que incluya también el bienestar individual, social y medioambiental.
