Los grafitis cubren docenas de pisos en el Oceanwide Plaza, un edificio de 30 pisos en el centro de Los Angeles. Un proyecto inmobiliario de 1.000 millones de dólares que fue abandonado en 2019, luego que su desarrollador chino se quedara sin dinero para continuar el proyecto.
Desde la comunidad del grafiti se muestran orgullosos del "bombing" que han logrado en la construcción y esto abre el debate de ¿arte o vandalismo? una vez más.
Según lo que Roger Gastman, curador e historiador de graffiti le dijo a The Washington Post, ha habido "un auge en el trabajo callejero en los últimos años como nunca antes había visto desde la década de 1990".
Sin embargo, desde La Asociación de la Ciudad Central de Los Angeles emitieron un comunicado en el que catalogaron la acción como "una representación de la negligencia muy real que el centro de Los Angeles ha atravesado durante la última década".
En California, el vandalismo se castiga con penas de cárcel y multas y según la policía ya llevan al menos 18 arrestos de gente que ha intentado entrar al recinto.
El jefe de policía de Los Angeles, Michel Moore, asegura que "Nuestro personal permanece en el lugar mientras el Ayuntamiento moviliza recursos para eliminar las pintadas y fortificar el emplazamiento. Todo ello en un esfuerzo por evitar una trágica caída u otra calamidad. Esto no es arte. Es un delito", sentenció Moore.
La protección del edificio ha acaparado recursos policiales durante los últimos días, y el jefe de policía dijo que "pasamos más de 3,000 horas de nuestro personal en ese sitio. Es, como bien saben, un complejo muy grande y ha consumido una serie de recursos policiales".
Edificio que no solo atrae a los grafiteros, sino que también a personas que se han lanzado en paracaídas desde las alturas de la estructura sin terminar.