«Te invito a hacerte hombre»: el fuerte cruce entre Nano Calderón y Junior Playboy

 

 

Aunque falta que corra mucha agua debajo del puente, todos los días se conoce un antecedente nuevo sobre el Festival de Viña 2023, que por ahora tiene como principal ingrediente para alimentar el morbo saber quiénes serán los nuevos animadores del festival de festivales.

Desde que la alcaldesa Macarena Ripamonti confirmó que el máximo evento del verano regresará tras dos años de receso por la pandemia, el tema de tomó la agenda con afirmaciones y desmentidos. Es que primero se dijo que Rafael Araneda tendría el terreno avanzado para retomar la conducción del certamen, pero el portal Fotech ratificó con fuentes de TVN que eso no es ni será así.

 

 

 

“No es cierto, Rafa hoy tiene contrato con TVN sólo para animar ‘Talento Rojo’. De hecho él sigue viviendo en Miami y hace su programa ‘Enamorándonos’ en Univisión”, dijeron desde el canal de todos al mencionado sitio.

Los últimos antecedentes recabados por Lahora.cl no sólo ratifican que el actual animador de Rojo no sólo no tiene nada cerrado, sino que además la señal estatal se encuentra a la espera de la continuidad de María Luisa Godoy. 

 

Martín Cárcamo retoma fuerza

Para este 2023, a TVN le corresponde por contrato decidir si su rostro será hombre o mujer. Y zanjado el tema de que Araneda no es opción para pararse en el máximo escenario latinoamericano, algunos lanzaron el nombre de Gonzalo Ramírez. Pero las mismas fuentes hablan de que en los pasillos del canal creen que al conductor del “BDT” le falta ritmo aún, por lo que lo más seguro es que el “7” decidirá potenciar a una mujer.

 

 

 

 

En el caso de que María Luisa Godoy no se repitiera el plato, las mismas fuentes señalan que Karen Doggenweiler corre con ventaja para entregar las gaviotas. Y es ahí donde toma fuerza la idea de que lo más seguro es que a la esposa de ME-O le acompañaría, nuevamente, Martín Cárcamo.

En Canal 13 quedaron muy conformes con la pareja Cárcamo-Godoy, pues lograron controlar la versión festivalera más difícil de la historia: con una crisis social álgida y desatada, la que terminó con incidentes en las cercanías de la Quinta Vergara y el incendio del Hotel O’Higgins.