En enero de 2021, Colo Colo venció 1-0 a la Universidad de Concepción y con ello libró del descenso a la Primera B, en algo que habría manchado para siempre la gloriosa historia de los albos.
El gol de Pablo Solari quedó marcado en la memoria colectiva de los hinchas, y el mencionado triunfo fue celebrado de Arica a Magallanes, y así lo sintieron los jugadores que integraban aquel plantel dirigido por Gustavo Quinteros.
En conversación con Marcelo "Rambo" Ramírez en su programa "El Legado", el capitán del equipo en 2021, Esteban Paredes, reveló detalles de tan traumática experiencia.
"Lo celebré más que un campeonato, la gente era impresionante nos acompañaron como si hubiésemos ganado la Libertadores, menos mal que San Solari. El pitazo final fue un desahogo", dijo el goleador.
"Algunos no querían jugar"
Sobre el ambiente que se vivió en los meses previos a la liguilla, el formado en Santiago Morning dijo que "era un peso constante, se hablaba todo el día de Colo Colo, prendía la tele y era terrible. Mis hijos sufrían con uno y quizás más, estaban tristes. Yo como capitán tenía todo el peso en mis hombros, yo les decía a mis compañeros que no podíamos perder los partidos, yo veía a compañeros sufrir, algunos no querían jugar, se notaba, y después al otro año volaban. Quizás es normal, todas las mentalidades son distintas, había un miedo, un temor, y como te digo no todos somos iguales".
Apretón de los hinchas
Además, confesó que la presión de los barristas se hizo presente en el Monumental. "Yo tenía que mantener la calma... no miraba redes sociales, no miraba los diarios, eso te quema la cabeza. La relación con los hinchas era tensa, iban los muchachos afuera del camarín, nos dijimos de frente las cosas, nunca lo había contando, nos pidieron reuniones, no entraron al camarín, pero se dio algo fuerte, no se llegó a las manos pero nos fueron a encarar. Eran seis personas, escuchamos, conversamos y creo que fue bueno, estaban preocupados por su equipo", reveló.
Finalmente Paredes le contó al "Rambo", el desgaste emocional y sicológico que sufrió durante la campaña que terminó con la liguilla de Promoción en Talca. "Llega un momento en que tras una lesión en un dedo me meten un corticoide que después me generó arritmias y llevan a la clínica y llego con 190 pulsaciones, así mal y ahí me dieron crisis de pánico, lo pasé súper mal, gracias a Dios nos salvamos, pero de un momento a otro en las charlas, antes del partido, me daban crisis, me empezaban a sudar las manos, los pies, como que me bajaba algo y tenía que empezar a respirar para que se me pasara. Me lo tuve que tratar después, cuando ya estaba en Coquimbo".