Damián Pizarro no es sólo una de las grandes figuras en el presente de Colo Colo, sino que también una carta de apuesta para el futuro en la selección chilena. Sin embargo, el joven delantero no comenzó su formación en el Monumental.
Tal como lo lee. El ariete de 18 años llegó en 2013 a Universidad de Chile, aunque no terminó su proceso ahí. Ahora, aclarando su relación con su archirrival, afirmó que nunca tuvo mayor cariño por el conjunto azul.
En conversación con El Mercurio, Pizarro reveló que llegó a jugar a la U «por un tema de locomoción más que nada. Ir a Colo Colo era micro, metro y caminar. Para llegar a entregar a la U solamente tomaba una micro y me dejaba al lado. Fue solamente por eso. Estuve hasta los 14 años».
Siempre con Colo Colo
«De chico fui hincha de Colo Colo, por mi tata Sergio», sostuvo, y es que su abuelo influyó en su llegada a Macul. «Jugaba en una cancha en La Bandera y una vez fue Daniel Morón. Estaba mi tata, acompañándome, y Morón se acercó a hablar conmigo, me pidió el número. Conversamos...», relató.
Ahí consiguió una prueba en el Monumental. «Fueron 15′ o 20′ de entrenamiento. Nos dicen que tomemos agua y el profe Ariel (Paolorrosi) me dijo, ‘ya está, sólo faltan los papeles’. Me sentí 'bacán', mi familia igual, mi tata lo mismo, siempre del Colo... Aparte que me llevé súper bien con los compañeros de esa serie», afirmó.
Problemas en la U
Por otro lado, el goleador albo relató que «hubo hartos problemas» en su estadía en la U. “Me molestaban por el corte de pelo, por algunas notas en el colegio y me castigaban algunos partidos. Hasta que hubo un viaje a Argentina, a Córdoba. Tres o cuatro días antes me dio un tirón», relató.
El DT Cristián Romero no lo llamó. «Le digo que me haré un examen y él me dice ‘si estás desgarrado no vas, pero si no es nada, vas’. Salí del entrenamiento a tomarme el examen, porque era mi primer viaje (...) No era un desgarro, pero resulta que llega el día de la citación y no me nombran. El profe dice, ‘necesito que vayan jugadores al 100 por ciento’. Y esa fue la gota que rebalsó el vaso. Le dije a mi papá que estaba esperándome afuera.. Y me fui, mal», sentenció.